
Victoriano Rodríguez Santos
Existe un descontento, prácticamente nacional, con relación al actuar del mandatario de la República, el cual al referirse a la población parece menospreciarla.
Ya en Chiriquí, de donde es oriundo, se ha estado conversando en declararlo NO GRATO, EN LA PROVINCIA.
Igualmente, algunos periodistas, prácticamente no se atreven a preguntarle nada en sus conferencias, porque les baja el garrote bugabeño (oriundo de Bugaba) o el mulero (rejo para azotar caballos) y algunos ya no quieren asistir a esos eventos, porque les da pena los avergüence con las respuestas.
Dicen que actúa más como un faraón que como un presidente de la República o como un ciudadano de este país. Situación criticable porque muchos cuestionaron la forma en que corrió como candidato a la presidencia sin haber sido escogido por un conglomerado político y sin vicepresidente, situación que avaló el Tribunal Electoral y también la Corte Suprema de Justicia.
Preocupante que el presidente ha estado utilizando la Policía Nacional como Caballos de Troya. Se dice Caballos de Troya porque ellos son parte de la población. Ellos no son extranjeros ni omnipotentes mercaderes de riquezas. Son ciudadanos comunes y corrientes, con familias, que tampoco tienen recursos suficientes y que quizás tendrán mañana que hacer fila no solamente para comprar arroz, también para lograr obtener agua potable para su consumo diario.
El silencio que guarda la población no es un silencio cómplice; por el contrario, es un silencio de repudio. Un silencio donde ya no quiere hablar, pero que tampoco soporta, por lo cual es un riesgo de una explosión social. Eso tiene que tenerlo claro el presidente, porque aún le faltan casi 4 años de mandato y debería salir, por la puerta ancha.
La persecución que se le tiene a las organizaciones gremiales jamás se había dado; ni siquiera con militares. En consecuencia: ¿Qué se busca con esto de perseguir a líderes gremiales? Ellos solamente defienden derechos naturales, legales y constitucionales.
Ejemplo de la persecución es el de los educadores que se les impide regresar a sus puestos de trabajo, aduciendo situaciones que posiblemente no guarden la relación que corresponde. Una lástima que tengamos una ministra que no es educadora.
Nuestro llamado a la Policía Nacional a que razonen en base a su población, en base a lo que ellos son, en base a su familia, parientes y amigos que no son policías. No olviden que la gran mayoría de ustedes surge de la clase baja o de trabajadores profesionales.
Una vez dejen el cargo o se jubilen pueden correr con las mismas necesidades que aquellos policías jubilados (o en reserva), que están luchando porque se les incremente o se les den los reconocimientos correspondientes a sus salarios.
Señores policías ustedes son parte del pueblo. Es conveniente que mantengan la frente en alto en base a esa trayectoria que ustedes han vivido a través de los años. Dios te salve, Panamá.
Economista educador y máster en Recursos Humanos
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El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.