«es Más Fácil Que Un Camello Pase Por El Ojo De Una Aguja, Que Un Rico Entre En El Reino De Los Cielos» Mateo 19, 23-30

Por Ramiro Guerra M.
Abogado y cientista político

El sindicato más grande de maleantes que golpean al pueblo . ¿Quiénes son? Se creen que el país les pertenece.

Los gobiernos se hacen de la vista gorda, frente a sus desmanes. Nadie discute, que el inversionista, los empresarios obtengan ganancia de sus inversiones, pero inaceptables que abusen imponiendo precios donde el factor especulación salvaje, coloca a los consumidores como caña para molienda del trapiche.

La economía ha sido organizada para tal propósito. La famosa ley de la oferta y demanda, es una ficción. Rubros como alimentos, energía eléctrica y medicamentos operan como oligopolio y carteles.

Y que decir de algunos servicios relativos a la preservación de la salud. Igual los medios de comunicación. Los dueños de todas estas actividades empresariales tienen un nexo común: todos ellos están relacionados por vínculos parentales.

Esta relaciones parentales de familia, han sido objeto de investigación. No pasan de 100, los que controlan la economía y entre ellos, un minúsculo clan, que se quedan con el esfuerzo productivo nacional.

Otra cualidad de estos clanes, se coaligan con grandes inversionistas extranjeros, pero en una relación de dependencia y subordinación. Verbigracia First Quantum. Otra realidad de estos clanes, se estima que mediante artificios, evaden miles de millones de dólares al estado.

De este tipo de corrupción, no se habla y escribe. Y peor, cuando se hace, sacan a relucir el desgastado argumento que detrás de estas denuncias está la izquierda, que aspira a cambiar el sistema capitalista.

Son inmorales, que llegan a atacar al Papa Francisco. Entre corrillos, comentan que es un comunista. No tienen nada de cristianos. Creen salvar sus almas con dineros.
No se trata de ideas izquierdista, sino lograr que el sistema opere con dosis de equidad y un gran sentido humanista.

Interesante, cuando se trata de estos temas, la partidocracia, sus representantes pasan agachados; igual sus organizaciones corporativas empresariales.

Los panameños aspiramos un estado democrático, que tenga como referencia, un hacer mediador, que prioricen un centro con un sentido de mayor equilibrio social y reparto justo del producto del esfuerzo nacional.

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