CULO AL BARRANCO

Por: Gonzalo Delgado Quintero

Esta frase vernácula, “CULO AL BARRANCO”, la decía mucho mi padre, Balbino Delgado Rodríguez (qepd), y se refería, sobre todo, a cuando las cosas no iban bien.

Me viene a la mente este dicho, porque siendo objetivo, nuestro país, Panamá, muy a pesar de observarse cimero en algunas estadísticas económicas sobresalientes, incluso, a nivel regional y mundial, eso en nada absolutamente, refleja el necesario crecimiento de un desarrollo social y más bien, el deterioro y aumento de la pobreza de los panameños de a pie, es aceleradamente proporcional y en contrario al incremento de las riquezas de algunos grupos poderosos que hoy dominan la política y la dinámica de casi toda la estructura económica que en las últimas tres décadas, han logrado  monopolizar y al tenerla bajo su total control, lo que provocan es que no chorré nada para los de abajo, todo se queda arriba y hacia afuera.

De un país que en 1977 logró su soberanía y que, desde entonces, abrigó la esperanza de días mejores para todos los panameños, al suponer que con los aportes del Canal se eliminaría la pobreza y obviamente, la gente común tendría posibilidades de buenos trabajos bien remunerados; pasó solo a eso: a una esperanza que nunca llegó.

De todo esto, surgen una serie de interrogantes. Una es ¿por qué entonces, habiendo una importante entrada económica al Estado, hoy, en el país se sigue incrementando una legión de menesterosos pidiendo plata en las calles, en los centros comerciales y en cualquier parte, el desempleo que está en más del 10 por ciento y la informalidad que supera el 40 por ciento?

¿Qué está pasando? La respuesta que doy, (mi criterio), es que mientras en otras partes del mundo se preocupan primero por el beneficio de sus nacionales centrando el poder económico en manos propias; en Panamá, todo ese poder económico está principalmente en manos extranjeras, lo que se acentuó con las privatizaciones, sobre todo, después de 1990, cuando uno de los resultados de la invasión fue la imposición del modelo de libre mercado, financiero especulativo. Casi todos los sistemas actuales son capitalistas, pero hay diversos modelos muy diferentes y el nuestro es uno de los peores.

Panamá que acaba de ingresar a lista de los países de mayores ingresos tiene, sin embargo, uno de los peores sistemas de distribución de riquezas del mundo. Esto simplemente, en las últimas tres décadas, y hasta el día de hoy, se traduce a que hay un criterio de manejo de la administración gubernamental acentuado en una visión de Estado y gobierno privatista empresarial que han sido incapaces por su miopía, de observar el peligro social que se cierne y que en este momento lleva al país culo al barranco.

El autor es periodista, escritor y analista

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