Sin Democracia Participativa Y Gobernanza De Unidad Nacional, imposible.

Por: Ramiro Guerra.
Jurista, Escritor Y Cientista Político.
Estaban dada las condiciones objetivas, sin embargo la realidad se caracterizaba por un vacío de liderazgo progresista, que enarbolara la bandera de un gobierno de unidad nacional, participativo y democrático.
Nos llevamos un fiasco al igual que todo el pueblo panameño.
La unidad de que tanto habló el candidato, hoy presidente, fue puro cuento. Un discurso demagógico. El engaño dejó salir la real retórica.
La primera manifestación del gobierno electo, fue desconcertante y brutal; este será un gobierno de la empresa privada. Obviamente la clase empresarial, se sintió bien servida. Le había llegado la hora de manejar directa y tras bambalinas los resortes del poder político.
No existe una estrategia de desarrollo nacional. La agenda no es propia; deviene un calco al carbón de las estrategias neoliberales. Reducción del estado, achicamiento de la planilla, expropiación a los trabajadores de la caja de seguro social, violentos ataques a la libertad sindical y con ello política y tendencia a eliminar y reducir la impronta sindical, política de mediatizar los derechos fundamentales y su garantías, entrega de la soberanía y creciente intervencionismo del gobierno de Trump, en los asuntos internos del país, las formas persuasivas de ejercer la gobernanza, fueron reemplazada por la represión y un protagonismo policial, no visto hace tiempo.
La coyuntura no cerrada del rechazo de la ley (nueva) del seguro social, miserable y perversa, dejó una estela de heridos y muertos. Delitos de lesa humanidad que no prescriben.
La lucha contra el flagelo de la corrupción, no revela voluntad de atacarla. La realidad da cuenta, que muchos de los que se han empoderado del gobierno, son una partida de corruptos. ¿cuando caerán los monos gordos, del tráfico de influencias, de la coima y los sobrecostos.
Y para que mas nos duela, tenemos un órgano judicial, deslegitimado éticamente y violador de las leyes y la constitución. Un órgano legislativo, que no pone los puntos sobre la íes. El pueblo mira con incredulidad, la eliminación de las leyes especiales (pensiones y jubilación especiales).
En este ambiente de parafernalia, el ejecutivo hace gala de multimillonarias sumas de dinero, que no se traducen en desarrollo. En nuestro país, rige el apotegma del desarrollo del subdesarrollo. Las transnacionales, hacen fiestas con los recursos naturales y humanos del país. Hay una ausencia de salarios decentes. Somos un país exportador de capital neto. Migajas es lo que le queda y toca a los panameños.
Crecimiento ¿de que? Si la plata no se ve, es el verbo conque el pueblo reacciona.
Las riquezas están a la vista, pero no baja a la sociedad, a los de los intramuros.
No hay nada que apunte a que esta realidad, cambiará. El gobierno podrá gastar e invertir miles y miles de millones en obras, pero si estas no están inscrita en una plan o estrategia de desarrollo nacional, nada cambiará. Sin participación y protagonismo del pueblo y la ciudadanía, seguiremos en la mismas. Mas desempleos y mas informalidad.
No hay claridad hacia donde se dirige la nación. Lo que se observa, no es mas que una estrategia de barco sin saber a que puerto llegar.
Al pueblo le quedan grandes desafíos. Entre ellos priorizar la organización con un sentido crítico.
Primera parte de análisis de la coyuntura. Sigue…
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El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.