El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: Ramiro Guerra.
Jurista, Escritor Y Cientista Político.
Dr. José Renán Esquivel
1984. Para mi y mis compañeros, lo realizado en ese año, nos dejó una mezcla de sentimientos que iban desde la satisfacción del deber cumplido y también mensaje positivo de que por las metas se lucha.
Ese grupo de jóvenes, donde destacaban el Dr. WETHEBORNE, Graciela Dixón, Felipe Waisome, Juan M. Perez (che), Ricardo Stevens y el combatiente Antonio Bratwhite. Éramos muchos.
Nos embarcamos en el proyecto de participar en el torneo electoral con un candidato propio a presidente de la república de Panamá. Hoy pienso que en la decisión hubo mucho de idealismo, porque un marxista hubiera ponderado que no estábamos preparados.
Previo había que hacer el partido con las reglas electorales vigentes .
En la práctica habíamos creado el PRT.
Fueron semanas, caminando, gastando zuela por todo el país, para recoger las 30mil firmas de adherencia de ciudadanos. Un trabajo agotador y cansado, pero no paramos. Me tocó, ser el que mas firma recogió.
Aleluya, fiesta, lo habíamos logrado.
Lo que quedaba, la parte dura de integrar la nomina presidencial. Lo logramos. EL DR. José Renán Esquivel y Carlos Pérez Herrera (sacerdote proveniente de las filas del arnulfismo) Sustituyó al sociólogo Raúl Leis y la Dra. Carmen Miró.
Muchos intelectuales, sobre todo adscritos al CELA, se articularon al proyecto y propuesta. (Marcos Gandasegui entre ellos).
Cuando la noticia de la nómina se dio a conocer. Fue explosiva, mas por prestigio de los candidatos.
Nos creímos la ilusión de ser invencibles.
Recuerdo que, la tendencia del PRD, se acercó a conversar sobre el proyecto. Cuento ya habían endosado su apoyo a Niki Barleta.
En esas elecciones, dimos de nosotros nuestro amor y cariño al pueblo.
Fuimos arrasados, lo mismo lo otros colectivos que llevaron candidato a la presidencia.
El golpe fue duro. No pudimos recuperararnos.
Lo intentamos. Una combinación de moral revolucionaria e idealismo, nos permitió tocar el cielo con los dedos de las manos, aunque no tuvimos fuerza para apretarlo con firmeza.
Así son las utopías. Poquito a poquito.
En respetuosa memoria de esos cientos de cuadros de bases, que creyeron y se la jugaron en esa epopeya heroica.
Ramiro Guerra.
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