Un misil (Oréshnik) que ha tenido el poder de posponer la III guerra mundial

Por. José Dídimo Escobar Samaniego

 

Con un nombre no común, Rusia hizo una demostración de un misil de alcance medio cuya velocidad es de tres kilómetros por segundo, lo cual establece que en menos de tres minutos recorre más de quinientos kilómetros, lo cual no da espacio de tiempo para ninguna medida para pararlo o evadirlo.

La escalada que, en la guerra que la OTAN y Estados Unidos mantienen en Ucrania contra Rusia, con el uso en esta semana de misiles de alcance medio de fabricación norteamericana e inglesa y que fueron autorizados por el presidente saliente, Joe Biden para ser disparados a lo profundo del territorio ruso, incluyendo su capital, suponía de acuerdo a la nueva doctrina militar nuclear rusa, como respuesta, el uso de este armamento como disuasión y respuesta al ataque occidental. Es decir, de donde procede el armamento que se ha empleado en el ataque contra territorio ruso.

El misil Oréshnik lanzado por Rusia como un aviso a navegantes con muchos efectos políticos colaterales y geoestratégicos, ha tenido por lo pronto el efecto concreto de desestimular a los guerreristas que quieren escalar y continuar la guerra, con la idea que podrían cambiar el curso de la realidad político militar.

Hace tan solo un día del empleo de este misil, y sus efectos son devastadores., pero ha tenido la virtud de convocar a la civilización a la sensatez de que no podemos seguir por el camino de la necedad e imponerle la Tercera Guerra mundial a toda la humanidad, para que prevalezca el dominio geopolítico de los sectores que precisamente representan un modelo que niega la libertad y el acceso al desarrollo económico y a la paz de todos los pueblos.

Si todo el dinero que se ha destinado a la guerra en Ucrania y del genocidio que se desarrolla contra los palestinos en Gaza, se hubiera utilizado para enfrentar la pobreza, hoy tendríamos un mundo mucho más justo, con por lo menos, mil millones de personas fuera de la pobreza extrema y con una juventud con esperanzas afincadas en una mejor educación.

Dios ha permitido este hecho y ojalá no sigamos jugando a destruir el hogar que tenemos en común, la tierra y nuestros congéneres o prójimo.

¡Así de sencilla es la cosa!

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