Por Ramiro Guerra M.
Intenciones nobles que quedaron en el vació. Semanas de lucha popular por justas reivindicaciones económicas y sociales. Colocaron al gobierno a la defensiva, pero no por ello derrotado. Surgió la mesa del apaga fuego, teniendo como mediador la iglesia católica y al arzobispo Ulloa.Se dio inicio al diálogo y los resultados afloraron. Rebaja de alimentos y medicamentos. Se elaboró una lista de 170 medicinas que serían objeto de un 30 por ciento de descuento. Lo mismo que productos de la canasta básica alimentaria. Se emitieron Decretos que dieron forma jurídica a tales medidas.
Desde esos momentos, la puerca torció el rabo. La empresa privada, los empresarios y sus cámaras de agremiados, optaron por la estrategia de la desobediencia y fueron enfáticos que no cumplirían con los acuerdos de la llamada mesa única en Penonomé.
Armaron una campaña de terror y miedo. Según ellos, la rebaja y regulación de precios, generaría escasez en el mercado y más aumento de precios. Cumplieron con sus amenazas y hoy el costo de la vida se ha disparado. La comida, carísima y los medicamentos fuera del listado de los 170, han sido objeto de aumentos. Eso era de prever y el gobierno pareció no verlo venir.
Esto del costo de la vida, no se aguanta. Las organizaciones populares (alianzas) denunciaron y culparon al gobierno de la falta de cumplimiento de los acuerdos. Sin embargo, ni fa ni fu. Ni rebaja de comida, medicina y otros.
El problema, falta de voluntad política del gobierno de hacer valer la autoridad. Se mostró débil y falto de carácter frente a los empresarios.
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