El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: Dr. José R Acevedo C.
El himno nacional de nuestro país, sin duda se tejió dentro de uno de los más significativos valores que deben distinguir un Estado en formación. Esto resulta totalmente inusual, en la medida en que los himnos son hilvanados seguidos inmediatamente a un movimiento separatista o liberatorio que da origen a una nación, con gobierno independiente.Nuestras naciones en su mayoría fueron descolonizadas de potencias europeas, como España, Portugal, Francia e Inglaterra.
El proceso libertario fue precedido de violencia. Los campos, ríos, mares, ciudades, se tiñeron de la sangre derramada por héroes incógnitos, que fertilizaron con sus cuerpos y regaron con ella, la semilla de la libertad, que creció, maduró y finalmente fue cosechada.
Hace pocos leímos las letras de los himnos de países hermanos, como Argentina, Chile, Costa Rica, Colombia, Brasil, Ecuador, Bolivia, Paraguay, México y otros, casi todos utilizan o se sustentan la letra de estos, en la guerra, fusiles, cañones, sangre, cadenas rotas y demás palabras que son ajenas a la paz.
Nuestro himno nacional abdica a la violencia, como instrumento necesario para alcanzar la libertad.
«Alcanzamos por fin la victoria en el campo feliz de la unión», es parte de la letra del himno. Sí, utilizamos la palabra victoria sin aludir a la guerra y nos abrazamos como hermanos, no en un campo ensangrentado sino en uno feliz, y unidos.
Desechamos las formas de venganza o retaliación, al decir:» adelante la pica y la pala, al trabajo sin más dilación». Lograda la descolonización y separación, no hay tiempo para el resentimiento. La reconstrucción no puede ser dilatada. La nueva nación debía levantarse, crecer y atender las necesidades de sus hijos, que fueron esclavizados varios siglos.
La tarea está inconclusa a la fecha, muy cerca del bicentenario. Tenemos muchos nacionales en pobreza extrema y pobreza. La patria como si tuviese alma, siente y se entristece. Reclama a sus hijos, la unión y el trabajo, especialmente a sus gobernantes que los recursos del Estado lleguen también a los olvidados de siempre y que se administren con probidad.
Cuando cantamos el himno que no sea un acto simbólico, que cada palabra sea valorada, sentida y cumplida. Que prime el bien común ante todo interés particular y egoísta. Honremos la letra de nuestro himno nacional
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