Por: José de la Rosa Castillo.
Revuelo público nacional e internacional ha causado las reciente declaraciones públicas en redes sociales del próximo presidente de los Estados Unidos a partir del 20 de enero del 2025. Donald Trump acusó a Panamá de cobrar a EE. UU. “tarifas exorbitantes” por utilizar el canal e insinuó la creciente influencia china sobre la vía acuática manejada por nuestro país quien, a partir del 31 de diciembre de 1999, asumió la plena responsabilidad de la administración, funcionamiento y mantenimiento del Canal de Panamá de acuerdo con lo consignado en los Tratados Torrijos – Carter de 1977 (TTC).Algunos piensan que no está claro si Trump se está tomando en serio su amenaza de reclamar el control sobre el Canal. Pero viniendo de la potencia imperialista hegemónica mundial debe considerarse como una amenaza seria y preocupante.
También sabemos que no es la primera vez que se refiere al Canal y al propio ex presidente de su país, James Carter en términos despectivo en el sentido que cedió el control del Canal a Panamá por un dólar. En un discurso de 1976, el entonces candidato presidencial Ronald Reagan dijo que “el pueblo de Estados Unidos” es “el legítimo propietario de la zona del canal”.
Las declaraciones de Trump son el más reciente ejemplo del presidente electo expresando su deseo de obtener, o amenazando con tomar o invadir, territorio perteneciente a un país extranjero recordando los viejos tiempos del expansionismo norteamericano del siglo XIX con la Doctrina Monroe (1823) y el denominado Destino Manifiesto (1845).
Según nos señala Roberto Marín Guzmán en su libro “LA DOCTRINA MONROE, EL DESTINO MANIFIESTO Y LA EXPANSION DE ESTADOS UNIDOS SOBRE AMERICA LATINA EL CASO DE MEXICO”, “durante la época del dominio europeo, América Latina fue sometida a una estrujante relación de dependencia económica que se ha prolongado hasta nuestros días”.
Fue así como América Latina en un primer momento de su vida republicana pasó a depender económicamente de Inglaterra, en ese momento, la primera potencia europea y años más tarde va a ser desplazada y sustituida por una más poderosa y permanente: la de los Estados Unidos, quien resumió su ideario y sus intenciones (contrarias y enemigas a las británicas) con la famosa Doctrina Monroe.
El ideario popularizado de la Doctrina Monroe, “América para los americanos», fue el primer paso ideológico y doctrina oficial con el cual los Estados Unidos se enfrenta a las decadentes potencias europeas siempre con el propósito de hacer caer a América Latina bajo su dominio y desplazar a las restantes potencias extraterritoriales en retirada, particularmente la Gran Bretaña.
La Doctrina Monroe, que en sus postulados básicos no perseguía otro fin que la expansión de los Estados Unidos se adaptaba admirablemente a los planes expansionistas de presidentes como James Monroe y John Quincy Adams.
El Destino Manifiesto, por su parte, fue la doctrina que promovió desde un plano superestructural la expansión territorial de los Estados Unidos. El Destino Manifiesto sirvió a los Estados Unidos de pretexto para justificar su expansión territorial sobre América Latina. Esta idea adquirió luego caracteres agresivos: misión regeneradora, libertaria, democrática y republicana no solo sobre el continente, sino que abarcaba todo el mundo (Guzmán, pág. 126)
Según esos planes, que pretendían mejorar a los pueblos hispanoamericanos, los Estados Unidos debían ser vistos y considerados como la luz y guía del camino de todos los habitantes mestizos del continente, ya que, se diputaban a sí mismos como los baluartes de la libertad y el progreso.
He allí entonces que no sorprende la forma en que Trump se ha referido a Canadá (país aliado) que debería convertirse en el Estado 51 de los EE. UU. y al Primer Ministro Justin Trudeau como el “gobernador”.
Durante su primer mandato, Trump planteó la idea de que Estados Unidos compraría Groenlandia a Dinamarca. El Gobierno de la isla dijo que no estaba en venta. Según CNN “Trump no parece disuadido. Durante el fin de semana, el presidente electo resucitó la idea al anunciar su elección como embajador en Dinamarca”.
En dicho anuncia aseguró que: “Por motivos de seguridad nacional y libertad en todo el mundo, Estados Unidos de América considera que la propiedad y el control de Groenlandia es una necesidad absoluta”.
Hoy, el tema de la soberanía nacional vuelve estar en el centro de las noticias tras estas aberrantes declaraciones supremacistas y prepotentes que definitivamente no tiene asidero en el marco de la legalidad internacional poco respetada por los Estados Unidos. Los TTC firmado en Washington el 7 de septiembre de 1977 por Omar Torrijos y Jimmy Carter, estableció la entrega de la administración del Canal de Panamá y el cierre de todas las bases militares estadounidenses en territorio panameño.
Estos acuerdos comprometieron a ambos países acordar en forma amistosa y cooperativa el proveer de una buena administración, operación y mantenimiento adecuado del Canal de Panamá compuesto por el Tratado del Canal y el Tratado Concerniente a la Neutralidad Permanente y Funcionamiento del Canal de Panamá que garantiza el libre tránsito y neutralidad permanente del Canal.
El Tratado delineó la ruta a seguir durante 21 años y estableció un mecanismo de negociación permanente entre Panamá y EE. UU. a través de la Junta Directiva del Canal y de varias comisiones conjuntas que definían los pasos a seguir y supervisaban su cumplimiento dentro de los parámetros establecidos en el Tratado.
Definieron un programa que comprendía un aumento gradual de la participación panameña administración y operación del Canal, a medida que se reducía la norteamericana. Definieron los acuerdos sobre la defensa del Canal para el período 1979-99, cuando permanecían las bases militares de los Estados Unidos en Panamá y del período después del año 2000 en adelante, a través de un tratado de neutralidad al que todas las naciones del mundo fueron invitadas a firmar. Definieron en el Tratado de Neutralidad el procedimiento que Panamá debía seguir cuando considera necesario aumentar el peaje por el tránsito a través del Canal.
Las declaraciones del Presidente JR Mulino entran dentro de este marco de legalidad. Era lo menos que se podía esperar de parte del responsable de la nave del Estado, a pesar que semanas antes había manifestado que la frontera sur de los EE. UU. está en Darién y ahora dice que: «Cada metro cuadrado seguirá siendo nuestro».
Pero siempre el pueblo panameño, ha demostrado más allá de la legalidad, una firme posición en defensa de la soberanía nacional. 1925, 1947, 1964 y 1989 son ejemplos que la soberanía y la independencia nacional son innegociables y se defiende con dignidad y patriotismo.
En el histórico discurso durante el acto de ratificación de los TTC en el gimnasio Nuevo Panamá, el 16 de junio de 1978 Torrijos nos decía con mucha humildad: “No soy el protagonista de este acto histórico, sino solamente su vocero. El verdadero protagonista es el pueblo de Panamá; fue él quien, con su trabajo, hizo posible la construcción del canal; es él quien ha realizado todo clases de sacrificios en defensa de su soberanía; es él quien recuerda con devoción y orgullo a sus mártires de Enero de 1964; es él quien ha hecho posible que hoy se celebre el acto de ratificación. Por consiguiente, esta victoria pertenece al Pueblo de Panamá, y para él debe ser la recompensa y el reconocimiento”.
Panamá, 28 de diciembre de 2024.
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