Victoriano Rodríguez S.
Nuestro artículo publicado el 9/7/2009, en El Siglo, igualmente intitulado, brota como corolario a la situación que atraviesa actualmente el País, quizás como ADVERTENCIA DIVINA por la perversidad humana, en consecuencia, lo cual reproduzco con ligera edición.“Intempestivamente, como resorte, quedó de pie Lizabeta y quién sabe cuántos compatriotas más, ante el sismo registrado la madrugada del sábado, 4 de julio -(de 2009, asumiendo el poder Ricardo Martinelli)-. Posteriormente, supimos su intensidad; 6.3, según la escala de Richter… / dichosamente no hubo víctimas fatales ni damnificados”.
“Este puede ser un mensaje divino…/… Recordemos que en las primeras semanas de asumir el poder Martín Torrijos, se dieron las inundaciones en Prados del Este, Tocumen, con centenares de damnificados y la desaparición física de un infante. Posteriormente le acompañaron otras catástrofes naturales, y unos días antes de su despedida presidencial, otra inundación fue eco noticioso.”
Ahora, la naturaleza arremete, como vaticinio a la población de que las cosas pudieran ser peores producto de ese voto impensado a José Raúl Mulino, donde su famoso “CHEN CHEN” complace a los empresarios mafiosos, dilapidadores de la CSS, no a la población. A recuperar lo robado, evadido, condonado, etc.
La muestra es un gabinete empresarial, aparentemente libre de sensibilidad social y humana, con un adefesio de proyecto de Ley para modificar la Ley 51, Orgánica de la Caja de Seguro Social que pudiera ser perjudicial para todas las personas menores de 50 años, que laboren o pretendan una renta vitalicia (jubilación), al cumplir su vida laboral.
“Nuestra gente pobre está llena de necesidades e ilusiones. Necesidades de empleo o lugares donde puedan realizar trabajos que le permitan superar el hambre e incorporarse a la educación y el trabajo productivo; ilusiones de que nuestros gobernantes recuerden la existencia de los pobres con ojos de buenos padres. “Ni millones ni limosnas, queremos justicia”, expresó el ex presidente José Antonio Remón Cantera…”.
“Un gobierno de cambio es un gobierno de integración real y efectiva. De nada serviría una asamblea vestida de blanco, símbolo de pulcritud y transparencia, si sus actos se ven empañados, producto de sus acciones.”
No olvidemos la vulgar y entreguista Ley 406 de la minera, toda vez que igual pudiera suceder con el proyecto de Ley 163 de la CSS, que la debatan y firmen sin haberla leído, mucho menos comprendido.
Las inundaciones y demás desastres naturales debe ser un llamado a la conciencia, a hacer reflexionar y el Ejecutivo retirar de la Asamblea ese absurdo y ridículo proyecto. ¡Dios te salve Panamá!
¡La verdad os hará libres, el silencio cómplice!
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