Por: Ramiro Guerra M. Jurista, escritor y cientista político.
La calavera es ñata por donde la ponga. Tenemos una población mal alimentada y peor, la ingesta disponible con ingresos paupérrimos, es propensa a generar cuadros de obesidad por exceso de consumo de carbohidratos y azúcares que son los más baratos en el mercado, además de poca educación nutricional.
En una relación de uno a cien, las pensiones son de hambre. Un 54 % de los pensionados, sus ingresos están por debajo de los 500 balboas y para rematar, más de 700 mil panameños insertos en la informalidad. El desempleo está igual de alto. Otro tramo de la población, recibe ingresos que no rebasan los 700 balboas.
Lo anterior corresponde con la alta tasa de la población que, vive en la pobreza y extrema pobreza.
Lo anterior es terrible cuando se analiza la relación precio- consumo para una eficaz alimentación. Ingresos pobres, altos costo de los alimentos y otros insumos básicos, por las nubes. Ejemplo de esto, los grandes supermercados. Sus compradores son panameños con una tasa salarial, no necesariamente alta, pero por lo menos pueden adquirir unos que otros productos. Una trabajadora de casa, me decía, que hacer super con 70 a 80 balboa, era casi imposible.
Por lo anterior se entiende, las altas tasas de acumulación de ganancias, de estos sectores dueños de supermercados, algunos de ellos, importadores a gran nivel.
Igual ocurre, con los servicios de salud privados y farmacias (grandes importadores de medicinas).
Los servicios relativos a telecomunicaciones y energía eléctrica, igual de caros.
Los alquileres de viviendas, son un escándalo. Igual de altos.
La matemática no da margen a errores; cuando se inventarían todos estos costos, queda al desnudo, que la mayoría de los panameños, se están comiendo un cable y sufriendo toda clase de dolencias y calamidades.
La realidad descrita, remite al famoso cuento de la cucarachita Mandinga. (Rogelio Sinán).
Son realidades, que el poder económico y político, omite hablar. Cuando se trata de rebaja y regulación, pegan el grito al cielo y sale a relucir toda una narrativa ideológica de que se afecta la economía y que la izquierda está detrás de las luchas por una existencia digna.
No se trata de coincidencia, esa gente, también es la que está detrás de la privatización de la caja de seguro social, del negocio de medicamentos caros, de volver sobre los caminos de la actividad minera depredadora etc…
Tormentosa realidad la descrita y ahora, que tienen el poder político a su disposición.
Este conjunto de escenarios, crueles y perversos, más tarde que temprano, van a generar tormentas sociales. Tenderá hacer catarsis.
Como decía Omar Torrijos, no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.
Amanecerá y veremos. La paciencia se agota mientras tanto.