Teniendo la premisa (pero con las reservas obligadas) que la CSS cursa por un trauma estructural altamente complejo que demanda soluciones prontas empezando con los aspectos sociales y humanos que deben ser priorizados, es poca la discrepancia que puede darse en el sentido que la seguridad social tiene el alcance y la proyección que, en su momento, tuvo la negociación sobre el Canal de Panamá en su perspectiva de perfeccionar la soberanía sobre todo el territorio nacional.
En otras palabras: si el tema del Canal fue y es la religión que une a los panameños, la CSS es la llave que asegura la paz social o la que abre la puerta hacia un estado de inestabilidad, riesgoso y de desasosiego con efectos increíblemente impensables ni predecibles.
Muy a pesar de la gravedad del tema, el sector privado o gran parte de él, se inclina por lo crematístico, por la contabilidad de los recursos y por las simples operaciones de sumar y multiplicar dinero.
Por lo anotado, todo indica que el sector privado le ha metido diente, cuerpo y alma al programa del IVM prestándoles tibias referencias al resto de reformas puntuales que demanda la seguridad social.
Hace ya buen tiempo la empresa privada lanzó la propuesta de los «3 pilares» . El primero tomaría el plan social de $ 120.00 a los 65 años, pero sin aclarar si se replican las reglas vigentes u otras nuevas. Otro pilar de cuentas individuales y un último donde el valor de la pensión dependería de lo que contribuya el trabajador y la empresa. Tampoco se aclara si este pilar sería igual o distinto a las cuentas individuales que rigen el sistema del Siacap. Es obvio, entonces, que 2/3 partes de la propuesta empresarial enfatizan en las cuentas individuales y copian el plan de ayuda oficial para darle un tinte de rasgo solidario a su iniciativa para el nuevo pensiones que proponen.
A todo esto lo que se oculta en la publicidad del sector patronal concierne a dos componentes que mejor delatan o configurarían su obstinación por privatizar el grueso económico de las pensiones.
El primero de ellos es no pedir, por ahora, expresamente, la aplicación de alguno de los pilares de las medidas paramétricas. Y si, por lo contrario, las rechazan, igual debieran decirlo directamente. Ambas posturas bien pueden divulgarlas ampliamente tomando en consideración al influyente poder mediático de que disponen.
Lo segundo dice relación con las instancias de administración y control que estarían sincronizadas con los 3 pilares, a saber:
a) se establecería un ente autónomo que se encargaría de todo el sistema de pensiones sustrayéndolo, obviamente, de la CSS, y
b) y quieren, además, una superintendencia para regular el sistema de las pensiones qué proponen.
Tan alto y claro queda en evidencia que, por mil y una razones, pero todas de naturaleza financiera y económica, el sector privado pretende privatizar el sistema de pensiones público, universal y solidario que aún queda en la CSS pese al golpe de morcillera y devastador que le infringió la Ley 51 desde el 2005.
En otras entregas seguiremos tratando otros planteamientos sobre lo que debe ser la CSS a partir del 2025 y en adelante.