Un Patriota inclaudicable, un revolucionario a carta cabal y una panameño extraordinario y ejemplar.
Después de una larga enfermedad, nuestro hermano y amigo, el Ingeniero Agrónomo, Rubén Núñez, ha partido con el Señor.
Un extraordinario panameño, revolucionario y patriota que deja un ejemplo imperecedero a las presentes y futuras generaciones de los que dieron su vida entera, para que viviéramos con dignidad patria, después de vivir la ignominia de no poder perfeccionar a nuestro estado libre y soberano y de después de haberlo logrado por medio d ellos tratados Torrijos Carter de 1977, haber tenido la tragedia de la criminal invasión norteamericana de 1989 y desde entonces vivir en una estado mediatizado con gobiernos genuflexos desde entonces.A Rubén Núñez lo conocí militando en la Federación de Estudiantes de Panamá, (FEP) agrupado en el CLAN de la Facultad de Agronomía en 1974, vivía por aquel entonces en San Pedro N° 1, Corregimiento de Juan Díaz. Se graduó años después, de Ingeniero agrónomo, se destacó en la militancia revolucionaria en la Provincia de Chiriquí, en la década del noventa fue asistente del Legislador Carlos Smith de Puerto Armuelles.
Ingeniero Rubén Núñez
Posteriormente, a finales del 90 se incorporó al Ministerio de Desarrollo Agropecuario en Chiriquí y se destacó, hasta ahora, como extensionista agrícola en la región de mayor producción agropecuaria del país, apoyando de manera decidida e infatigable a los productores, en la tarea de producir comida, para lograr la soberanía alimentaria del país.
Su compromiso de toda la vida fue con la lucha del pueblo panameño por la soberanía nacional, la recuperación del Canal y lograr una sociedad más justa, donde todos tengamos garantizado el ejercicio de nuestros derechos y la dignidad humana
El Periódico le extiende un abrazo solidario a su familia, hermanos de lucha y nuestro reconocimiento imperecedero por su contribución al engrandecimiento de nuestra nación.
Hoy, Rubén ha subido a la presencia de nuestro Creador, después de una gran lucha personal contra una enfermedad terrible que lo aquejó los últimos tiempos, pero aún en estas circunstancias, su espíritu de guerrero hasta el último aliento fue de Fe y optimismo hasta que la voluntad de Dios se cumplió en Él.
Rubén repartía el Periódico en el año 90 en Chiriquí, cuando muchas personas estaban sobrecogidas por el terror y la persecución impuesto por la cruel invasión norteamericana del 20 de diciembre de 1989. Hoy asciende ante nuestro padre celestial habiendo intentado hacer obras de justicia en la tierra, esas que a nuestro Señor Jesucristo le agradan.
Que el Señor Jesucristo le extienda sus brazos llenos de misericordia. Amén
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