El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Desde la mañana de hoy martes 27 de junio, las fuerzas policiales iniciaron un operativo para desalojar a decenas de moradores de sus viviendas en la entrada de Changuinola, utilizando un exceso de bombas lacrimógenas a tal punto que como las personas no salía de sus casas le dispararon las bombas dentro de las casas para desalojarlos, pero con la gran impronta que cerca del mediodía, se rumora en la comunidad donde suceden los hechos violentos que, murió un infante de menos de un año, al inhalar los gases tóxicos, que está por confirmarse.
La población estableció entonces una batalla campal contra la policía y se tomó el puente que sobre el río Changuinola que, es el segundo en extensión en el país, después de los que atraviesan el Canal de Panamá, y la provincia ha quedado virtualmente incomunicada.
Parece que el gobierno nacional ha perdido su capacidad de diálogo y recurre con demasiada rapidez a la violencia institucional siguiendo las recomendaciones de los líderes de la provincia de Bocas del Toro al Noreste del país. Hay que recordar los incidentes que ocurrieron hace trece años atrás, en la ciudad de Changuinola por causa de la “Ley Chorizo”, de la cual pareciera que no se aprendió la lección. En esa ocasión, en julio de 2010, en Changuinola, Bocas del Toro, los aparatos represivos del Estado panameño abrieron fuego contra los trabajadores bananeros que protestaban contra la aprobación de la Ley 30, popularmente conocida como “Ley Chorizo” y que se saldó con varios muertos, más de 700 heridos de balas y perdigones y decenas de personas que perdieron la vista, 78 lisiados de por vida, por tratar de imponer la voluntad del estado al margen de escuchar al pueblo.
Ojalá que, en esta ocasión se imponga la sensatez y no se continúe por el camino en que las autoridades que, están para proteger y servir al pueblo, se convierten en los victimarios represores y alardean con una violencia inusitada desde Estado.
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