No puede seguir la ilegalidad y el contubernio.|

La empresa Cobre Panamá, subsidiaria de First Quantum Minerals Ltd., quien sigue sacando oro, cobre y otros minerales de alto valor, por miles de toneladas, sin que exista un documento jurídico vigente que lo permita, ha arremetido en los últimos días con una campaña publicitaria que cubre a casi todos los medios de prensa, televisivos, radiales y digitales del país, con un mensaje en la que expresan que; “continuarán siendo parte del progreso y el futuro promisorio de Panamá”, en lo que pareciera ser el fin de la etapa de negociación con el Estado panameño, que, sin embargo, no se ha dado a conocer el resultado de esa negociación y los nuevos términos que el pueblo espera o en su defecto el cierre de esa actividad altamente contaminante del ambiente sin que el país reciba lo mínimamente justo, una vez que la empresa ha reivindicado con creces su inversión, como ya lo ha logrado.

La extracción de oro en esa región del país, adquiere mayor relevancia ahora que el sistema financiero mundial basado en el dólar, acusa serios agujeros y las personas recurren a asegurar sus inversiones prefiriendo al oro y al cobre que se han revalorizado en forma sostenida en los últimos años.

La única posibilidad que verdaderamente el país pueda seguir permitiendo la extracción de esas minas, sería si el Estado actúa como socio en condiciones de igualdad en los beneficios y con acceso a control y auditoría de toda la actividad en general. Si no se contempla condición como la estipulada, entonces el país debe cerrar la actividad porque no estaríamos protegiendo el futuro de los panameños, sino permitiendo dolosamente otro atraco, del cual no habrá regeneración posible.

El Estado está en la obligación y especialmente la comisión que se asignó para tal efecto, de dar al país un informe de sus resultados y actuar en consecuencia y no seguir permitiendo que se siga extrayendo mineral y exportarlo dentro de la ilegalidad, tal como está ocurriendo en la actualidad.

La empresa minera, de una forma grosera patrocina cuanta actividad exista en el país, en una amplia campaña de imagen, mientras que le ha regateado por demasiado tiempo los derechos del país a ser tratado con dignidad y respeto.

¡Así de sencilla es la cosa!

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