Por Ramiro Guerra M.
Ese día, amanecimos con las nubes cargadas de agua. Nunca imaginamos que presagiaban abundante lluvias y tormentas. Tenía como seis a siete años y en cuestión de minutos las lluvias comenzaron a caer copiosamente.Llovió durante treinta días y treinta noches. Nunca antes tantos barquitos de papel fueron a parar al mar. En uno de esos días y noche de lluvias coincidió con marea alta. Vivíamos frente al mar. Olas de hasta dos metros llegaban hasta el poblado. En uno de esos días, el mar trajo un raro pez de forma de crucifijo. El pueblo nunca fue el mismo, se sucedieron todo tipo de calamidades, como si sobre la gente hubiera caído una maldición. Yo, sin embargo, seguí haciendo y jugando con mis barquitos de papel que navegaban sin hundirse, hasta el mar.
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