La Represión Como Procedimiento De Gobernabilidad, Niega La Democracia Y No Garantiza La Paz Social Y Los Equilibrios En La Sociedad.
Por: Ramiro Guerra.
Jurista, Escritor Y Cientista Político.
Los estados modernos, procuran guardar la apariencia de que de verdad se ejerce el poder de forma democrática. Sin embargo, la realidad, el disenso suele ocurrir que deja al desnudo el real carácter anti democrático de la gobernanza. Sale a relucir el real rostro del poder, que para sostenerse, recurre a la violencia institucional.
Desde Antonio Gramsci y en nuestro tiempo, Jurgen Habermas, sus teorizaciones sobre la relación democracia- ciudadanía, tiene que estar sustentada en procedimientos de diálogos, consensos, agregó el mecanismos de la persuasión democrática.
Cuando el poder se aleja de estos procedimientos de gobernabilidad, mal se puede hablar de gobiernos o regímenes democráticos. Entramos entonces en el terreno de la excepcionalidad en democracia y la prevalencia de todo tipo de autoritarismo, denomínese dictadura, tiranía etc…
En este tipo de escenarios, la teoría de la separación de poderes, deviene una caricatura.
Recién Trump, mandó a arrestar a una jueza de los Estados Unidos, porque no permitió que agentes del FBI, se llevaran a un inmigrante. Así obran este tipo de gobiernos. Sobre todo alineados con tendencias neoliberales con fuerte rasgos de un neo fascismo.
El problema de este tipo de gobernabilidad déspota, no entienden, no le interesa realmente la democracia.
En nuestro caso, el gobierno actual del sr. |presidente fue elegido por una minoría, una legitimidad formal, que la dinámica social ha hecho añicos; en tanto que desde el punto de vista social, de ciudadanía, este gobierno marca extremadamente y peligroso bajo en su grado de legitimidad.
Desde inicio de el ejercicio del poder, los gobernantes, no se percataron de que le habían planteado una guerra al pueblo, al señalar que este gobierno era de la empresa privada. Desde ese momento , el gobierno nacional, marcó un punto de inflexión. Entre democracia o antidemocracia. Hoy estamos viéndose los resultados. Observamos una oligarquía que se siente con todo el poder del mundo, para hacer y deshacer, como entregar la soberanía.
A confesión de parte, relevo de prueba. La ciudadanía, el pueblo, no olvida cuando el presidente en tono amenazante, dijo, «que si tengo que ser dictador, lo seré». Mucho de eso estamos hoy viendo.
A manera de síntesis, deviene imperativo, restablecer la democracia del diálogo, el consenso. Lo anterior pasa por derogar la ley funesta 462, que afecta a la mayorías de la población.
En artículos de años atrás, antes del ascenso de Mulino, escribí, que la crisis social , era grave con tendencia a ascenso. Que solo faltaba el fósforo y que alguien lo prendiera para que la bomba social estallara. Y llegó con el presidente y el nefasto proyecto de ley 163, ahora ley 462.
Y sobre lo anterior, ahora se agrega el tema nacionalista al igual que la cuestión de la mina.
No es el pueblo que conspira contra la democracia, sino los que creen que gobernar a un país, es cuestión de una relación del yo ordeno y los demás acatan.
Como suele escribir, Silvio Guerra, «QUE DIOS BENDIGA LA PATRIA».