Por: Eduardo A. Reyes Vargas
Son varias las naciones del mundo en donde las guerras entre hermanos son la orden del día.
Miles y quizás millones de muertos de luchas fratricidas productos de intereses mayormente extranjeros
Algunos de estos países son dueños de grandes recursos naturales y en que las naciones patrocinadoras de estas luchas tienen intereses particulares.
Se estimulan luchas étnicas o religiosas como excusas para darles sustentos.
No importan si los muertos son niños, ancianos, mujeres adolescentes y hombres adultos.
Lo importante es tener gobiernos dóciles que faciliten la extracción de sus riquezas.
Recientemente se observa en forma dolorosa como esa lucha entre hermanos ha llevado al éxito de una fracción sobre otras.
Los perdedores en su mayoría salen despavoridos con imágenes de gran angustia y terror.
Los causantes salen en cómodos viajes al exilio de oro y otros descansan plácidamente en sus fincas y mansiones.
La gran masa sigue enfrentándose.
El caso reciente Afganistán
20 años de una ocupación disfrazada por un mensaje falso de preservar democracias.
Donde jóvenes norteamericanos dejaron su vida, una vez más por causas pre-fabricadas.
A mi juicio y en una decisión muy objetiva se logró ya su retirada.
Los famosos talibanes se toman este país.
Una fachada de democracia que derivó en grandes actos de corrupción, hoy dejan una vez más a una nación desangrada.
¿Qué sucederá en éste y otros países que se usan como escenarios de guerras?
Los países de África son otras víctimas de los poderes ocultos del mundo.
Ello explica como esos hermanos desafían todo tipo de riesgo, inclusive muriendo, para salir de sus naciones, donde sus mandatarios poco les importa su destino.
Lo más vergonzoso es observar debates en Organismos Internacionales con hermosa retórica pero ausente de medidas enérgicas para remediar tantos crímenes.
Parece que la diplomacia es solo para mantener burocracias y festines protocolares.
Lo dirá el tiempo y los jueces de la historia darán sus fallos.
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