Las ratas del Chenchén

Victoriano Rodríguez Santos

 

Ahora, que la gata se pario y los gatos suman por miles y miles, hay que hacer un análisis serio sobre el acontecer nacional y la responsabilidad social.

Al parecer, todo lo que está sucediendo en Panamá, es culpa de los trabajadores, los educadores, sindicalistas, la población en general, pero sobre todo de la gente pobre.

Qué fácil. Gente engañada con el subterfugio del Chenchén.  Ellos, por permitirse elegir vende Patria que pudieran presidir, legislar o representarnos con pensamientos de carcelarios, explotadores, esclavistas o mercaderes.

Los peores ejemplos, más reprochados son la nefasta Ley 406, de la minera (aprobada por 45 diputados y declarada inconstitucional en 25 artículos), tremenda proeza Asamblea Legislativa.

Ahora, la Ley 462, aprobada por 48 diputados, con una cantidad de inequidades que ha obligado a la población tirarse nuevamente a las calles; pero ¿qué del Memorando de entendimiento? ¿Cuál fue la función de la Asamblea? ¿Se pronunció? ¿Por qué calla? “El que calla otorga”, dice el refrán.

La policía, cuya función es Proteger y Servir a Dios y a la Patria, pareciera estar haciendo los mandados al Ejecutivo y al Legislativo. Empujados a buscarse demandas particulares innecesarias, porque su parentela también se verá perjudicada con esa Ley. Razón de nuestra orientación a toda la policía, no agredan a la población que protesta.

Todo parece indicar que la manipulación a la fuerza pública, medios de comunicación, en especial la TV y muchos periodistas cash back, que hacen camuflaje de la información real, aunado a la soberbia, del Ejecutivo, es caldo de cultivo para una presunta e interesada intervención militar, con consecuencias no deseadas.

Riqueza moral de quienes amasan fortuna, como depredadores de la Cosa Pública, las ratas del Chenchén, que imponen a los descamisados más perjuicios, que beneficios.

Ellos no le perdonarán a Omar Torrijos (aun cuando estudiaron con recursos del Estado, otorgado por su gobierno), la siembra de escuelas, centros de salud, caminos de penetración, hidroeléctricas, hospitales, etc., porque aprendimos a pensar, sin dejarnos engañar, situación que hoy es el pan de cada día.

Definitivamente siempre es y será culpa de los descamisados, de los panameños de a pie, por su tolerancia y votar en las elecciones por mentirosos, corruptos, soberbios o personas poco importa y sean quienes salgan electos, según el Tribunal Electoral, y obviamente, generalmente se rodeen de serviles, inconscientes o incapaces.

Ahora, independientemente, la población está tomando conciencia y está en las calles. Hay demandas, hasta en la Corte Suprema y los gatos han demostrado que somos más del 60% de la población. Al parecer quienes fueron al almuerzo de las gracias, pretenden saber que no es su última cena. Dios te salve, Panamá.

Economista, educador, master en Recursos Humanos.

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