Cuando no hay competencia, los propósitos del Estado se diluyen, y la ineficacia del gobierno es ostensible, estamos ante la presencia de lo que se conoce como ineptitud y eso es precisamente lo que ha arrojado el resultado de 11 meses de un gobierno que, solo ha sabido confrontar ampliamente con todos los sectores sociales, excepto con la clase empresarial, la misma que ha estado vinculada hasta el tuétano en todos los escándalos de la galopante corrupción que han diezmado las instituciones democráticas del país en los últimos 35 años.
El gobierno de Mulino, sin embargo, en casi un año de gestión, ha incrementado en casi cinco mil millones de dólares la exorbitante deuda publica externa que, sobrepasa los sesenta mil millones de dólares. Es decir, el techo de la deuda representa el 75% del PIB, lo cual es gravemente peligroso y las obras no se ven, porque no hay en marcha ninguna megaobra que impacte el empleo y genere estabilidad económica en lo inmediato.
La clase empresarial que comparte el poder con Mulino, es la misma que evade y elude su responsabilidad tributaria por unos 7 mil, seiscientos millones de balboas anuales, mismos recursos que, de poder haberlos recaudado a las arcas públicas, servirían para sanear las finanzas públicas y desarrollar un plan de inversiones del estado que, dinamizaría la economía nacional en un término de corto plazo.
Existe en el país, mientras tanto, una seria contracción económica promovida desde el Estado con la aplicación de un modelo de política económica, caracterizado por políticas de “shoke”, en la que el gobierno impone leyes y políticas que no son viables y muy al margen del interés nacional especialmente en contra el pueblo panameño.
La renuencia del gobierno a desarrollar un diálogo profundo, responsable y serio para corregir el rumbo tiránico que se desarrolla en la actualidad, expone al país al oscuro túnel de la desesperanza y allana el camino de la confrontación, que pareciera que es el propósito final del actual régimen.
El gobierno juega ahora a desmantelar al movimiento social y popular, tratando de dividir al pueblo, pero tiene el factor tiempo en su contra, porque el viento de los nuevos tiempos corre a favor de los pueblos y de los que aman la libertad y la dignidad de los hombres y mujeres de toda la tierra.