Homenaje a José Franco: el poeta y el hombre.

Por: Jorge Iván Mora, Escritor

En el mes de abril y en el silencio impuesto por las reglas anti coronavirus, en la municipalidad de Las Tablas, el poeta de la patria José Franco Herrera recibió a través de su hija, la profesora Aurora Franco, y de su amigo de siempre, el profesor y cultor de las expresiones vernáculas Melquíades Villarreal, el homenaje de reconocimiento nacional otorgado por la Asamblea Nacional de Panamá, en el marco de este año célebre de 2021, ya que el país conmemora los 200 años de independencia de Panamá de España.

Lo del homenaje casi nadie lo supo, es cierto, pero en realidad lo allí ocurrido aparte de su emotividad, regocijo y trascendencia, fue la antesala a una celebración más amplia por parte del poder legislativo nacional, que incluye la publicación del libro Conversaciones con la vida, José Franco, el poeta y el hombre y un documental próximo a aparecer.

Pequeña historia
Antes de exiliarse en el interior, con el maestro Franco acordamos la escritura de un libro sucinto de su vida que sirviera como material de lectura rápida a las generaciones presentes, ajenas en buena parte a la información y el conocimiento de los valores literarios nacionales que han dado sustento a la identidad cultural del país.

Y entre visitas, el día de aterrizar el proyecto llegó, tal como lo cuento en el libro y aquí y ahora: el libro nació en Las Tablas. El poeta miraba al frente en la sala de su estancia actual en el sector residencial Mirador del Bosque, y en ese gesto se veía la dignidad intacta de sus años, la lucidez de su mente y los chispazos del bardo que siempre ha sido.

A su lado, Chela, su esposa, silente, atenta, entendida y apuesta, se sentía atraída por los elogios a la salud física del maestro José Franco; de forma intempestiva, se levantó de su silla con alguna dificultad y estampó un beso largo en la frente del recio autor de Panamá defendida y de tantos otros poemas valerosos, novelas, décimas famosas, relatos, crónicas y reportajes, columnas de opinión escritas en verso, y hasta alguna que otra pieza para teatro.

Mas, cuando dejamos de contemplar el último pedazo de la tarde, llegamos a la conclusión que conversar con la vida también es una tarea milagrosa. Y entonces, en ese instante, comenzaron los planes para que empezaran a desfilar las vivencias.

La patria ha sido siempre los andantes caminos…

Ese beso profundo de Chela en la frente del poeta, además de conmover, llevó a concluir que se trataba de una afirmación del amor a la manera de otro tiempo. Un amor real, de formas que no existen en los códigos civilizados de millennials y centennials, menos en los delete accionados por estos jóvenes que hoy aman o des aman desde los ordenadores.

De modo que uno se pregunta si las generaciones presentes, ¿se emocionan con la poesía comprometida y libertaria del reciente pasado como la de José Franco, que unió a la sociedad en torno a los valores de la soberanía nacional?

En el camino surgió un comentario juicioso de la profesora Ileana Gólcher acerca de la ausencia de las obras del poeta de la nacionalidad en los pénsum educativos.

Y charlas informales con no menos de diez interlocutores no mayores de 40 años, mujeres y hombres, graduados en universidades y centros de capacitación técnica superior, evidenciaron que ninguno supo quién era José Franco, el Poeta de la Patria.

Así que buscamos en la Asamblea Nacional el consuelo, primero con la diputada Mayín Correa, leal amiga y admiradora de la obra del poeta, luego con el apoyo desinteresado del periodista, amigo siempre y escritor Julio Bermúdez, quien no solo acompañó en pandemia el ejercicio de tocar puertas, si no que escribió el prólogo.

Más adelante ocurrió una conversación con el secretario general del PRD, Pedro Miguel González, quien ofreció apoyo a la iniciativa del homenaje nacional, y luego con el presidente del organismo, Marcos Castillero, que acogió la propuesta del reconocimiento y se amplió con la colaboración sincera y entusiasta del Departamento de Cultura y Deportes, bajo la dirección del maestro de la décima Luis el “Cholo” Bernal, y de Luis Florez Karica, subdirector, escritor de cuentos y editor de publicaciones.

El homenaje
La cita fue a las 12:00 del día el 16 de abril. Éramos menos de 20 personas. No se podía más. La bioseguridad primero y nos encontramos en la histórica sede del Consejo Provincial de los Santos. Fue un acto solemne. Hubo intervenciones sencillas, palabras emotivas, simbolismos de esos que afirman la nacionalidad y el apego a la patria. Y pergaminos, al menos cinco; el primero de la propia Asamblea Nacional, el del Consejo Provincial, el de la Alcaldía de Las Tablas, por medio de su alcalde; otro del departamento de Cultura y Deportes de la Asamblea. Ahí quedó la constancia histórica del homenaje, y a pesar de lo clandestino de la ocasión, el acto fue acertado tanto por el lugar, Las Tablas (por allí se gestó la rebeldía y comenzó a nacer la patria panameña) como por la intención. Estuvieron presentes los diputados Erick Broce y Olivares Frías, ambos de esa provincia.

José Franco, ahora era celebrado, a sus 86 años de edad, como el hombre que empezó a germinar la semilla del patriotismo, del nacionalismo sin tregua, siendo un jovenzuelo.

La profesora de historia Argelis Cedeño Malla opinó que el homenaje es una forma de difundir el pensamiento del poeta, cuya obra insignia debe ser obligatoria en los colegios, porque a través de ella se pueden conocer los dramas que el país ha atravesado en su larga lucha por su soberanía.

Al final del homenaje, la hija del poeta, Aurora Franco, tuvo sentidas palabras de agradecimiento para los organizadores del evento y quienes estuvieron presentes.

Lo que sigue
Se convino entonces la edición de 500 ejemplares del libro y la producción de un documental en el que participan, inclusive, funcionarios adscritos a Cultura y Deportes, como gesto maravilloso de colaboración, encabezados por la investigadora del folclore panameño Lupita Atencio.

El documental fue dirigido por el productor y director de fotografía Emerson Bonilla Llanos, y tuvo el apoyo del equipo del departamento de Comunicaciones de la Asamblea Nacional. Pronto se proyectará por el canal de la Asamblea y seguramente, mediante convenio, con Sertv.

Teniendo en cuenta que Panamá es un país joven, donde apenas aflora el esfuerzo de construir memoria histórica, gracias a una minoría intelectual comprometida con el país, es de suponer que las sombras del olvido son una amenaza tanto para el ser individual como para el ser colectivo en años inmediatos o venideros. De allí la importancia de promover y cultivar la memoria histórica y cultural del país.

El reconocimiento protocolar, como el libro y el documental, son un homenaje en vivo a la memoria del poeta José Franco y una contribución a esa necesaria memoria colectiva, acaso contribución pequeña, pero sentida. Todo se ha hecho con amor y mucha pasión.

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