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Es la hora de aprender lecciones y hacer lo que corresponde en Panamá.

Dr. Justo Medrano

Ahora que Chile acaba de rechazar el proyecto de nueva constitución, es el momento para recordar que nuestro pueblo desde hace tiempo anhela una nueva constitución sin sectarismo politiqueros de sectores o grupos que siempre, en estos casos, están al acecho para hacer propuestas sectarias para beneficio y provecho de esos mismos grupos que creen tener la verdad porque usan o amenazan con usar la fuerza, pero reclaman derechos humanos en el trato que se les da, si no se aprueban sus propuestas sesgadas por el sectarismo de ideologías trasnochadas, que creen que pueden lograr sus objetivos ideológicos montándose, coyunturalmente, en la cima de una lucha del pueblo y no de las supuestas masas ideológicas que no han tenido ni tienen como respaldo popular que ellos están tratando de canalizar hacia propósitos y objetivos superados por la realidad mundial pero parecen estar recibiendo el apoyo por sectores que parecen contrarios pero que están contribuyendo a que ciertos grupos ideológicos se salgan con la suya por la avaricia y mezquindad de no entender que es necesario ser más equitativos en la distribución de la riqueza y los recursos, si es cierto que también defienden los derecho humanos y la paz social.

No hay ideología, y eso se puede demostrar fácilmente, de las que están en la mesa del diálogo social que haya contribuido realmente a mejorar las condiciones sociales de los pueblos. Ni el socialismo ni el capitalismo han dado evidencias de mejorar las condiciones de vida de los pueblos y por ello, han quedado más bien como utopías inalcanzables de grupos idealistas que no logran apoyo social suficiente para ponerlas en práctica. El sectarismo y la creencia de algunos grupos de creer que tienen la verdad absoluta, se ha desenmascarado por doquier durante el siglo xx de la sociedad humana.

Repito. Porque se puede demostrar fácilmente por los ejemplos de las potencias que pusieron en práctica esos modelos que, han estado cambiándolos en las últimas décadas, que no hay sistema ideológico que haya demostrado, científicamente que, tiene la solución absoluta de los problemas de la sociedad humana; lo único que sí han demostrado es su derroche de fuerza y poder, desde el socialismo hasta el capitalismo para extender e imponer su predominio del poder político e ideológico y el control de los recursos del planeta para sus propios intereses y el control de la conciencia de los pueblos a los cuales pretenden someter todas las potencias sin exclusión.

Creo que lo que buscan esos sectores en referencia es utilizar los recursos de los pueblos para su beneficio particular.

Por estas razones creo, hoy más que nunca, es que los ciudadanos más conscientes tenemos el deber de salir a la palestra, sin pretensiones políticas, pero sí para intentar adecentar el nivel moral al que ha descendido nuestra sociedad en la actualidad, planteando la necesidad de cambiar nuestra constitución en algunos aspectos como por ejemplo: la no reelección en los puestos políticos en períodos consecutivos, de ningún candidato que haya resultado electo en un proceso electoral, la no financiación, con recursos del estado, a los partidos políticos y haciendo una adecuada reglamentación, clara de hasta donde un candidato puede recibir contribuciones de individuos o grupos sociales para su campaña política con el fin de evitar que, individuos o grupos sociales controlen a quienes sean electos a cargos de elección. Prohibir la asignación de fondos del estado para que quienes sean electos se dediquen a realizar programas que corresponden a instituciones del estado y no a quienes logran un cargo político para hacer las leyes y no proselitismo, puesto que, el uso de esos fondos, termina en una inversión para desarrollar clientelismo política de quienes ocupan cargos políticos y tienen pretensiones de reelección que, ojalá no lo puedan hacer por una prohibición constitucional como hemos indicado para lograr eliminar el cáncer de corrupción llamado “clientelismo político» que tanto daño ha causado y está causando a nuestro proceso democrático con la compra de conciencias. Prohibir el abultamiento de planillas del estado que se ha convertido en otro cáncer moral precisamente porque se trata de botellas que se crean para contribuir al clientelismo político partidista y hasta individualista para quienes toman las decisiones de utilizar partidas presupuestarias para clientes políticos que en nada contribuyen al bienestar de la sociedad, sino todo lo contrario.

Crear una verdadera carrera administrativas para evitar las torceduras de brazos y las presiones a los empleados públicos para obligarlos a brindar apoyo a candidatos o para otros fines ilícitos no contemplados en las normas. Establecimiento de penas severas a quienes infrinjan esta norma y otras que se puedan aprobar para que todos cumplamos con nuestros deberes con la libre conciencia ciudadana. Establecer claras normativas a los distintos sectores so sociales para que nadie pueda abusar de los cargos que ejerce en un momento dado.

De allí que, además, de ser normas de estricto cumplimiento, deben existir penas duras contra quien atente contra ellas. Estos lineamientos los expongo con parte de muchos otros que se requerirán para lograr una sociedad más sana moral y éticamente. Si no damos pasos en esa dirección nuestro rumbo será como el vuelo de las mariposas, un poco incierto, y perderemos nuestra capacidad de direccionar nuestro rumbo para lograr objetivos sociales claros. Espero continuar aportando en esta dirección con la que muchos podrán estar en desacuerdo, pero también habrá quienes estén de acuerdo y en el diálogo franco y abierto, sin cartas en la manga o bajo la mesa, podremos alcanzar la victoria final.

Saludos sinceros.

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