La emergencia educativa que se vive en Panamá y el resto de Latinoamérica es de tal envergadura que los resultados del aprendizaje podrían haber significado retrocesos de más de 10 años
La emergencia educativa que se vive en Panamá y el resto de Latinoamérica es de tal envergadura que organismos internacionales como UNICEF, UNESCO y el Banco Mundial han advertido que, a consecuencia del cierre de escuelas en la región en razón de la pandemia, los resultados del aprendizaje podrían haber significado retrocesos de más de 10 años, lo cual podría implicar para los estudiantes, una reducción en sus ingresos del 12% en el transcurso de su vida. Señalan que se ha causado “un severo daño educativo que hipoteca el futuro de millones de niños, supone un empobrecimiento cultural grave y obliga a una acción inmediata para salvar a las futuras generaciones” (La Estrella de Panamá, 3/6/22).
Panamá ha sido de los países de la región en que las escuelas estuvieron más tiempo clausuradas; hubo un crecimiento del 5% en la matrícula de las escuelas públicas; sólo el 42% de los alumnos tuvieron acceso al internet, lo cual implicó una gran deserción escolar (la cual puede estar en 20% con estudiantes con un año o más de sobre edad), sobre todo en las áreas de difícil acceso; se han dado afectaciones en la salud mental de los estudiantes que, según estudio de UNICEF aumentó del 20%, en noviembre de 2020, a 32%, en junio de 2021).
En el 2019 se aplicaron las pruebas de escritura ERCE, por parte de UNESCO, cuyos resultados se divulgaron recientemente y que dan cuenta de graves problemas en la lectura y en matemáticas en los alumnos de tercero y sexto grado de nuestras escuelas, lo cual hace suponer que esta situación se agravó en los 3 últimos años.
Jean Gough, directora regional de UNICEF-América Latina señaló: “Para hacer frente a la crisis necesitamos desarrollar e implementar sistemas de recuperación del aprendizaje a gran escala. Podemos invertir ahora o dejar atrás a toda una generación. La elección es nuestra”.
Al respecto, las preguntas que nos hacemos son las siguientes: ¿cuál es la prioridad que la actual Administración le está dando a la educación (“la estrella del gobierno”), ante tal emergencia? ¿Anunciar un plan de transformación digital que se encuentra a expensas de una cooperación internacional aún no asegurada? ¿Seguir incumpliendo la Ley Orgánica de Educación que mandata que el 6% del PIB sea destinado a este renglón? ¿Dejar a expensas de cada docente individual la recuperación del aprendizaje perdido?