Por Ramiro Guerra M.
Jurista, escritor y cientista político.
Si me preguntan, si ha habido cambios de calidad en el sistema partidario, contestaría que ninguno. Seguimos maniatados por viejas prácticas clientelista y sin ninguna referencia a objetivos programáticos y estratégicos. El régimen partidario sigue atado a viejos cánones liberales y de seudo representación, de la vieja democracia oligarca clientelista.
Nuestros partidos, sin ideologías y permeados por un pragmatismo utilitarista y exacerbado prebendalismo por las cúpulas y que permea la estructura partidaria.
De manera rotunda, esta realidad se reproduce a todo lo largo y ancho de los aparatos partidarios.
Bien lo acotaba Antonio Gramsci, las nomenclaturas partidarias, traducen en chiquito, la formas y contenidos del cómo se configura el estado. Dicho en forma sencilla, nada positivo se puede esperar de un estado y la gobernanza, si se conducen de manera como se conducen los aparatos partidarios.
Cierto que, en esta materia, la reforma a la existencia de los partidos, tendrá que ser objeto a nuevas reglas desde el punto de vista constitucional. Sin embargo, la actual constitución si consagra normas que pueden ser objeto de una nueva ley de partidos políticos.
La ciudadanía debe tomar notas sobre este tema. Bien por iniciativa propia, la ciudadanía, pudiera abocarse, debidamente organizada para elaborar una propuesta de ley de partidos políticos, de tal suerte que, sean beligerante en la vida nacional, con propuestas orgánicas definidas y artífices de reales procedimientos hacia una real participación democrática.
Nuestro sistema partidario, es electorero. Son organizaciones única y exclusivamente para elecciones cada cinco años. Después de eso, salen de escena y a esperar el próximo torneo electoral.
El país tiene muchos problemas, entre ellos los temas de defensa de la integridad nacional, independencia y soberanía, política exterior, la situación del pueblo, la cuestión educativa, sin embargo, el partidismo pasa agachado. No existen.
Tal como lo señalo, si el mundo del partidismo anda así, entonces el estado y la gobernanza, se conducen de una manera tal, sin referencia a una ciudadanía positiva y beligerante.
Decir que los partidos son instrumento de la democracia, es decir mucho y poco. Si no hay reales procedimientos de participación y control del hacer mediador, es decir fiscalizador, mal podemos decir que vivimos en democracia.
Reitero, urge una reforma a ley de partidos políticos, en un escenario de participación ciudadana.
Hasta cierto punto, el agotamiento y desfase partidario, es lo que nos tiene empantanado en un escenario, donde se imponen prácticas que nos afecta como país.
Dios bendiga la patria.
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