(A propósito de las reformas a ley 51 de 2005, orgánica de la caja de seguro social.)
Por Ramiro Guerra M.
Jurista, escritor y cientista político.
El sistema económico, se sustenta sobre una serie de verdades a medias, apariencia de igualdad para ocultar desigualdades terribles e impresentables.
Se suele hablar y escribir mucho sobre democracia ¿pero cuál democracia? La que predica que vivimos en un mundo de igualdades, pero la realidad, da cuenta de desigualdades y discriminación. Donde la realidad, el discurso, el lenguaje, se reduce a pseudos discursos como medios para ejercer la dominación de pocos sobre muchos.
En la recién convocatoria a los sectores sociales, a la presidencia de la república, para conversar en torno a la situación de la caja de seguro social, en una relación de uno a diez, sustentaron a favor de la vuelta al sistema de reparto definido, solidario y universal. Los empleadores y gobierno, quedaron en franca minoría.
Sin embargo, la real soberanía popular, expresada en la mayoría social, denomínese, médicos, enfermeras, trabajadores, educadores, profesionales, sindicatos, etc….muy lejos de la propuesta que elaboraron las autoridades, en el sentido que no se corresponde con la voluntad soberana del pueblo organizado en esa mayoría soberana.
Dicho en forma sencilla, la mayoría organizada, habló claro. Sin embargo las autoridades, resolvieron caminar por la acera del frente de una evidente minoría.
Lo anterior es grave, en tanto esa minoría, apuestan a entregar los recursos, a capital extranjeros para la administración de los mismos. Desde esta perspectiva, la propuesta de marras es antinacional y reedita intereses de esa vieja alianza, oligarquía- intereses antinacionales. (leer la opinión del Dr. Juan Jované).
Bien lo escribí en un artículo de mi autoría, aparecido en el medio digital, El Periódico. Esa propuesta de reformas, da cuenta de una limitada y pobre democracia, que rige en el país. La mayoría no cuenta.
Razón tiene el jurista Víctor Collado, cuando escribió, que un escenario como el descrito, lo que él denomina la democracia de las calles, está debidamente justificada.
La propuesta presentada a la asamblea, lejos está de ser propia de un reformismo progresivo burgués. Es reaccionaria y retrógrada.
El hecho, que surta el trámite de debate parlamentario, no la hace democrática.
En ese texto y contexto, ese proyecto de ley, debería ser devuelto al órgano ejecutivo. De tal suerte que se hagan ajuste en dirección a la constitución de un sistema de reparto definido y solidario.
En el fondo, el real debate es entre solidaridad, el interés colectivo universal (reparto definido) y (0) las cuentas individuales.
O entre mejorar la calidad de vida de los trabajadores o degradación existencial.0 entre mas democracia o menos democracia.
Dios bendiga la patria.
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