Por Carlos Ochoa E.
La historia de las bananeras en América Latina, se remonta a finales del siglo XIX, con la transnacional United Brands Company, mejor conocida durante el siglo pasado como “mamita Yunay”, está después de graves problemas en la década de 1970, cambia de nombre, por Chiquita Brands, Chiquita Banana, esta cambió de estrategia pero no su de esencia explotadora.
La historia las conoce con el nombre de las “repúblicas bananas”, todo Centro América, y Colombia y Ecuador. Una historia negra, de terror, de despojos y de asesinatos, de quitar y poner gobiernos a sus antojos. En nuestro país, en 1960 y 1963, con la complicidad abierta del gobierno de turno fueron asesinados dos dirigentes sindicales en Puerto Armuelles, Dionisio Arrocha y Rodolfo Aguilar Delgado
En 1974, bajo el liderazgo de Panamá, se crea la Unión de Países Exportadores de Banano (UPEB), la empresa se negó a pagar el gravamen de B/0.50 por cada caja de bananos, los obreros bananeros apoyaron la medida y se fueron a una huelga que duró dos meses, el gobierno apoyó la huelga, la empresa amenazó con irse del país, sino le eliminaban en gravamen, los negociadores panameños, se levantaron de la mesa y les dijeron simplemente que se fueron, pero no se fueron, era in intento de chantaje.
La oligarquía, clase social dominante, dueña de todos los medios de producción, agrupada en, CONEP. la CAPAC. Asociación Bancaria, Cámara de Comercio, y otros gremios exclusivos de ricos y para ricos; históricamente y de manera delibera, cada vez qué por una u otra razón, disminuye la tasa de ganancia, pegan el grito al cielo y dicen “estamos perdiendo”. Hace muchos años estuve en un seminario de negocios y anote del expositor lo siguiente: un empresario o negociante debe tener presente cuatro renglones, a saber, 1.Gastos, 2 .Inversiones. 3. Ganancias y 4, pérdida; y una suma para responsabilidad social. UNA COSA ES PERDER Y OTRA COSA ES DEJAR DE GANAR.
En materia económica y financiera se habla del liberalismo, y del liberalismo salvaje, el que vive nuestro país, donde todas la estrategias están encaminadas a favorecer únicamente a la oligarquía. Richards De Vos, fundador de la Empresa de multinivel Amway, escribió un libro publicado en 2019, titulado, “Capitalismo Solidario”. Donde dice entre, entre líneas que una empresa no debe quedarse con las del 20 por ciento de todos ingresos.
De los 375 millones que la empresa dijo falsamente que perdió en los 24 días de huelga, si tomamos como cierto, que cualquier empresa seria y no explotadora de los trabajadores se quede con el 20 por ciento de los ingresos, los ingresos netos fueron de 1,875 millones. Sería interesante que alguien, alguien, nos diga con sustento a cuanto ascendía el salario de esos 5,000 trabajadores, otras fuentes sostienen que solo son tres mil, igual que la minera que sostuvo hasta en final que eran 7 mil empleados, y fuentes confiables señalan que en el régimen de la CSS, solo aparecen 3 mil.
En conocido hasta la saciedad que somos a nivel mundial el sexto país con la peor distribución de la riqueza en el mundo, precisamente porque no hay autoridad alguna que regule y ponga límites a las ganancias de las grandes empresas. Y hoy amanecimos en el lugar 24 de los países más violadores de los derechos sindicales y por el camino que vamos pronto estaremos entre los más violadores de los derechos humanos.
Debe de haber un organismo o institución que le diga al pueblo, a ese 80 por ciento que cada día amanece más pobres; quien regula las ganancias de las grandes empresas, y para colmo de males, unas están exoneradas de pagar los impuestos sobre la renta, a ciencia de qué?.
Estas empresas transnacionales, y otras, NUNCA PIERDEN, lo más que les puede ocurrir, es que dejen de recibir ingresos, que baje la tasa de ganancia, en momentos de crisis, ni siquiera tocan sus ingresos pasivos. Es más los obreros agrícolas los peor pagados del mundo, y llevan una vida miserable, con los salarios de hambre que les pagan, que me hacen pensar que lo único que les importa es estar vivos y seguir luchando por un mundo mejor, para ellos y para todos y por eso luchan, tienen el valor más importante de todo ser humano, la solidaridad.
El autor es Sociólogo y licenciado y profesor de Geografía e Historia
No soy terrorista
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