El fenómeno no necesariamente traduce lo que debe tenerse como verdadero. 

Por Ramiro Guerra M.     Abogado y cientista político.      

En mis estudios de secundaria, tuve excelentes profesores de filosofía que nos introdujeron en la teoría del conocimiento. Aprendí tempranamente a dudar. La duda es el principio de búsqueda de lo que el fenómeno oculta, su esencia, lo real.  Se dice con razón, que la fenomenología, no es más que, el mundo de las apariencias. Lo anterior vale para entender los fenómenos y hechos que son objetos de investigación y estudios en las ciencias sociales. El derecho traduce o expresa realidades que en esencia son contradictorias; en ellas relaciones y correlaciones sociales.

En una ocasión me causó algo de gracia, cuando un amigo me dijo, no tomes lo que te dice un político cuando se vale de un discurso para ofertarse. Interprétalo al revés de lo que dice. No siempre se hace o se dice lo que realmente se piensa.

La filosofía cristiana, sabia, al formular una especie de imperativo en el sentido, que sentenció «Por sus frutos (actos) los conoceréis».

Si te dicen, eso está bien, piensa que puede estar mal.  Duda y da curso al cerebro, para investigar si lo que se dice está bien, realmente está bien. Otro ejemplo, «vivimos la mejor democracia que hemos tenido»,  hay a dudar de ello. Fácil probar que no es cierto. Finalmente podrás darte cuenta que no es del todo cierta. Otro ejemplo, «vivimos en un estado de derecho eficaz», duda de esa afirmación. No es cierto.

No olvidéis, el mundo fenomenológico no necesariamente expresa y traduce lo verdadero. Se dice que el discurso tiene el riego de ser seudo discurso.   El mundo hoy es un mundo de post verdades y manipulación, elevada a medio o arte de dominar y controlar.

Ojo, estamos viviendo una época que trabaja en anular el pensamiento crítico.

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