Por Alejandro Román Sánchez
1.En este mundo existe el bien y el mal. Son parte de una unidad.
2.El diseño y dimensión de este mundo es propicio para que el mal sea más fácil de hacer y terrenalmente triunfar o prevalecer, sin que el bien carezca de protección y logros.
3.La energía negativa siempre está latente, esperando la oportunidad para manifestarse en la vida de las personas. Está siempre al asecho, esperando la oportunidad para expresarse.
4.La oportunidad llega cuando por actos voluntarios o involuntarios de la persona, ella se expone.
Esto se da cuando se abre a más círculos, o participa en otros, sin paralelamente reforzar o cerrar más el suyo. De esta manera se expone, porque conocemos las caras, pero no los corazones.
5.También puede surgir la oportunidad cuando hay una dosis extra de energía negativa, por actos voluntarios de personas que buscan hacer daño.
6.La penetración de la energía negativa se convierte en un proceso que va de más en más, hasta asimilar a la persona. Hasta hacerla suya. Un exponente más de ella.
7.La lucha es constante y hasta el último suspiro de vida. Pero no tiene la misma intensidad a lo largo de la vida de la persona. La intensidad, su periodicidad y su duración depende de la energía positiva que la persona es capaz de propiciar para contrarrestar el proceso.
8.Venimos a este mundo precedido de antecedentes que determinan nuestro inicio. Los antecedentes previos nos colocan en una de las tantas avenidas que existen para iniciar el caminar.
9.Venimos a este mundo sin elegir el cuándo, el lugar y con quiénes debemos iniciar nuestro caminar. Estos factores marcan nuestro derrotero, sin predeterminar su final. El lugar, la época y las personas iniciales inciden en nuestro peregrinar en este mundo, pero sin caer en el determinismo que decide nuestra vida.
10.El libre albedrío permite repetir o romper las cadenas que nos vinculan a los antecedentes previos; los mismos que precisan el cuándo, el lugar y con quiénes empezamos. El libre albedrío permite encausar el caminar en la vida y su final. Podemos elegir el entorno y las personas con quienes compartimos, reafirmando el escenario inicial o rompiendo con él, para beneficio personal y de los que nos rodean.
11.Se requiere más energía positiva cuánto más negativos son los antecedentes previos que deciden el inicio de la vida terrenal y/o las manifestaciones posteriores. Sin embargo, somos capaces de generar suficiente energía positiva para neutralizar y superar la energía negativa, si asumimos consciencia y hacemos lo necesario para lograrlo, siempre con la presencia de Dios.
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