1.DOS TIPOS DE APOYO. El apoyo activo y militante a semejante patraña, usando como excusa que generará más riqueza para el país, léase para unos cuantos privegiados, es una vil traición a Panamá y a los panameños. El apoyo cómplice basado en que no me ha tocado nada del «chen chen» que produce el Canal, es, al menos, una sinrazón en sí misma.
El primero es una traición colosal y el segundo un evidente despropósito. Ambos le hacen mucho daño al país y a su población. Ambos son controversiales, inaceptables e irritables.
2.SUSTENTACIÓN DE LOS APOYOS. El apoyo activo y militante es practicado por compatriotas con tendencias a ser siervos coloniales. De ser serviles y lacayos, sin amor a la patria y sin ningún sentido de solidaridad con los demás. Menos con los más necesitados. Todo con tal de mantener sus fortunas y privilegios, muchas veces mal habidos.
El apoyo cómplice se sustenta en el craso error de confundir la lucha por nuestra soberanía, autodeterminación y la dignidad nacional, con la lucha por adecentar al país de la corrupción que nos está asfixiando, debido a los indebidos privilegios, a las riquezas mal habida y a la impunidad. Se sustenta en el hecho de que el dinero que produce nuestro Canal va a parar a los bolsillos de unos cuantos bellacos.
3.LA SIN RAZÓN DEL APOYO CÓMPLICE. Tal planteamiento pareciera afirmar, ilusamente, que nuestro Canal en manos de Trump asegurará que el «chen chen» que «ahora no reciben», les llegará a ellos, al país y a los demás panameños. Parte de la premisa fantasiosa de que Trump quiere más a Panamá y a los panameños, que a EEUU y a los norteamericanos. O parte de la premisa perversa de que es preferible que el país del norte y su población disfrute de los beneficios de nuestro Canal, en vez de Panamá y los panameños.
La excusa ignora que parte de los ingresos que genera nuestro Canal entra a los fondos públicos, de los cuales se extrae dinero para mantener programas sociales y subsidios económicos, como 120 a los 65, el ángel guardián, las becas y préstamos educativos, el consumo de la energía eléctrica y del gas de cocina de 25 libras, etc.
De este modo, parte del dinero de nuestro Canal llega indirectamente a muchos panameños, incluso a muchos de los que dicen lo anterior. No obstante, el dinero puede rendir más y llegar a más compatriotas, si no se lo roban impunemente. Por eso, la lucha contra la corrupción es imperiosa y permanente.
No creo que Trump utilizará los fondos de nuestro Canal para cubrir esos programas y subsidios a los panameños. Lógica y previsiblemente los empleará para los norteamericanos y su país. EEUU para los estadounidenses.
Su amor por los latinoamericanos no es un hecho notorio y a prueba de toda duda. Los panameños somos precisamente latinoamericanos. Pero una cosa es ser discriminado o perseguido en el país ajeno, que en tu propio territorio.
El poco importa de si nuestro Canal pasa a manos de Trump va en contra de los que lo expresan, de Panamá y de los demás panameños. Incluyendo sus familiares, amigos, vecinos y compatriotas. La lucha debe ser en contra de la corrupción que se roba el dinero de todos.
Esta lucha no se gana regalando o dejando perder una de las principales fuentes de nuestros ingresos. Es un contrasentido. Es una sinrazón.
4.ESTUDIOS SOBRE LA ESTUPIDEZ. Existen estudios sociales sobre la estupidez. Estos estudios sostienen que ella es ausencia de la razón. Es una decisión o posición carente de análisis crítico a lo que repetidamente dicen otros, lo que sirve para manipular la opinión pública. Contra ella no se puede razonar, porque sencillamente está en contra de la razón.
Según estos estudios, este hecho hace que sea difícil confrontarla. Es más común de lo que se prevé. No es carencia de educación, de posición social, inteligencia, etc. Está en todos lados, niveles y sectores sociales (políticos, empresariales, etc.).
No es extraño que un político adopte decisiones estúpidas que perjudican a él y al país. Como tampoco es extraño que un empresario ponga en práctica decisiones, sin razón de ser, que terminan afectando negativamente a él y a su empresa.
Conforme a los estudios, la estupidez no es producto de la maldad, del desconocimiento, de la ignorancia o de la malévola intensión. Eso hace que cause más daño que el dolo. La estupidez es irracional, por lo tanto causa daño al que la asume, a sus seguidores y a los demás. O sea, a todos. Es impredecible, por lo que es difícil de enfrentar. La razón es estéril contra ella.
En cambio, el dolo hace daño a los demás, pero no a su autor y seguidores (no es así, a nuestro juicio, desde el punto de vista espiritual). Es menos dañino, porque no causa daño sin sentido y utilidad. Porque no va en contra de todos, incluyendo a sus autores. Como hay intencionalidad, razonamiento basado en el egoísmo, es predecible. En consecuencia, puede combatirse más fácilmente que la estupidez.