El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Narrativa Corta.
Por: Ramiro Guerra.
Estábamos frente al hotel, de 20 piso y de repente escuchamos un estruendoso ruido. Un cuerpo humano cayó desde las alturas.
Se trataba de una jovencita de 16 años.
Lo curioso, desde el piso en que se encontraba, nadie la vio cuando se tiró.
¿Que sucedió? Lo raro de este suicidio, pasado algunos días, otro joven de 15 años, recorrió el mismo camino hacia la muerte.
Pasada una semana, otra vez, se repitió el fenómeno. Esta vez fue un anciano.
La muerte, se ha vuelto loca, dijeron algunos. Otros , le echaban la culpa a la sociedad, que ha devenido esquizofrénica e insensible. Está llevando a los seres humanos, a un nivel de ansiedad y strees, que los lleva como salida, al suicidio. No distingue entre jóvenes y viejos.
Para los mas reflexivos, la sociedad tiene que cambiar y dejar de ver al hombre como una cosa, una mercancía.
Pasado algún tiempo, los episodios se registraron en otro edificio.
Me escribió un amigo que, mientras la sociedad continue operando locamente, la muerte será el pan diario de todos los días.
Me preguntaron mi opinión y sin pensarlo, contesté, no hay salida que no sea una revolución que dignifique al hombre.
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