Por Ramiro Guerra. Jurista, escritor y cientista político.
La doble moral, el doble discurso y el oportunismo de derecha, sale a relucir, cuando se trata de la oligarquía y sus amanuenses en el plano de la política criolla.
En el año de 1978, Omar Torrijos, intentó una reforma educativa profunda. Sin embargo la misma tuvo la oposición de vasta de sectores de masas.
Siempre se ha dicho que los educadores fueron los artífices del rechazo de la reforma educativa.
Lo que no se dice, que fueron las organizaciones empresariales, como el Conep, la Apede y la Cámara de comercio, industria y agricultura y medios de comunicación en manos de poderoso intereses económicos, los que hicieron el trabajo ideológico de estigmatizar la reforma como comunista, castrista.
Esos sectores empresariales, estuvieron detrás del movimiento de los educadores. Lo apoyaron y hasta alentaron en aquel entonces, la huelga. Tengo la memoria, para recordar que, personajes de la oligarquía, frecuentaban la escuela república de Venezuela, apoyando la huelga con insumos y «otros recursos».
En esa coyuntura, la oligarquía, empujaba y propinaba la huelga de los educadores. No les preocupa si los estudiantes perdían clases.
¡Como cambian los tiempos! Hoy esas mismas organizaciones satanizan a los educadores y los atacan inmisericorde. De atentar contra el país y el bienestar de los jóvenes estudiantes.
Hoy esas organizaciones, los clanes, reivindican a los estudiantes. Pero no podemos callar, fueron esos clanes de la oligarquía que, le quitaron a los estudiantes, el derecho de tener una educación moderna y con un pensamiento crítica.
En la coyuntura actual, el discurso de esa gente ha cambiado. La explicación está a la vista. Son los reales autores de la ley 462, del seguro social, que favorece y está al servicio de sus intereses.
El discurso del anticomunismo, esta vez no le ha funcionado. ¿Por qué? Sencillo, la lucha de los educadores interlocuta los intereses de la clase trabajadora de la cual ellos también son parte.
Siempre lo hemos señalados, la oligarquía siempre ha jugado a sus intereses. En 1979, se opusieron a la reformas de la educación y hoy defienden su antidemocrática ley 462.
Su discurso hoy es político e ideológico. Y peor, lo hacen desde las altura de poder político, que responde a sus intereses. ( gobierno de la empresa privada).
Estas toldas de estos sectores del poder económico, como ha sido cuando están en poder, juegan a la doble moral y al cinismo puro y duro.
Detractan de los enfoques solidarios y colectivos, para apuntalar un individualismo pérfido y perverso. Este último, la esencia de la ley 462. Leonina y lesiva al interés de la población, de los trabajadores y sobre todo los jóvenes.
El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
