Confundidos.

Eduardo A. Reyes Vargas

Luego de todas las inconveniencias que ha sufrido el panameño, en relación a la lucha de varias organizaciones populares y profesionales para abaratar la canasta básica de alimentos, medicamentos, gasolina etc. se logran acuerdos que mandaban un mensaje de tranquilidad a la ciudadanía panameña

El gobierno y los ciudadanos en lucha, aportaron posibles soluciones, que aunque transitorias hacían bajar  temporalmente la ola de indignación ya desbordada.

Sin embargo después de los acuerdos, surgen diferencias  de opiniones del sector empresarial y de los dueños de farmacias.

Todo indica que como el hámster estamos en la ruedita dando vueltas sin avanzar.

Peligrosamente con estas situaciones se profundizan contradicciones que pueden llevar a una lucha de glases radicalizada que no le harán ningún bien al país.

¿Se equivocó el gobierno presionado por los cierres de calle y sus consecuencias?

¿Se está jugando con el hambre y esperanza del pueblo por parte de algunos sectores empresariales?

¿Se aplicó una curita a una enorme herida que emana sangre y se profundiza?

¿Nuestro pueblo seguirá calmado ante este escenario de comedia?

Realmente es preocupante que no se dé un debate de frente y abierto al pueblo panameño sobre cifras que sustenten abaratar alimentos y medicamentos versus cifras que no lo sustentan.

No podemos cada día observan un sector defendiendo sus posiciones y al otro día otro atacándolas. Cada sector alza su banderita de “verdad y lamento”.

Vayan a un debate público con documentos y cifras que podamos ver y observar los ciudadanos.

Como ciudadanía estamos en una niebla espesa que no permite observar cual es la verdad más cercana a lo absoluto.

De seguir en tinieblas, sin duda esa lucha de clases se hará más profunda y las acciones de violencias serán más intensas.

Caminemos a un gran contrato social  si de verdad de parte de todos los sectores  les interesa sacar al país de esa arena movediza donde estamos situados ahora.

Pareciese que cada “solución” nos hunde más.

Nuestra Constitución avala ciertas medidas dentro del marco de la democracia.

Basta escuchar  a los que debaten y sustentan con la verdad públicamente todos sus argumentos   y tomar decisiones.

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