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Cemento Bayano, la historia de otro atraco.|


Por: José Dídimo Escobar Samaniego

A un año de la firma de los Tratados del Canal de Panamá, Omar Torrijos, visualizando la inmensa cantidad de obras de infraestructura que se iban a desarrollar, incluyendo hidroeléctricas, proyectos carreteros, viviendas, puentes y muchas otras obras en el plan de desarrollo económico y social que se había planeado, y siendo que en el país sólo había una planta cementera cuya tecnología era atrasada y altamente contaminante en el área de la planta, se inauguró en 1978 la planta más moderna de cemento en Panamá y se crea la Empresa Estatal Cemento Bayano S.A., en el área de Calzada Larga y Caimitillo, corregimiento de Chilibre, donde abunda la materia prima del cemento, la piedra caliza de la mejor calidad.

Esa planta permitió mantener el precio del cemento a menos de tres balboas la bolsa de cien libras, lo cual incentivó la construcción que a su vez generó un alto factor multiplicador en la economía. Era Cemento Bayano un elemento estratégico en el desarrollo económico que se tenía previsto. Torrijos había promovido la incursión del Estado en vastos sectores productivos como los ingenios azucareros, y otros como pivotes del desarrollo económico del país.

El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el BID, promotores del neoliberalismo económico nunca vieron con buenos ojos que el Estado panameño fuera un factor de desarrollo económico y solo visualizaban al Estado como además de muy debilitado, solo administrador y no actor de la actividad económica, de modo que de manera sostenida empezaron a argumentar la necesidad de privatizar las empresas del estado y favorecer a ciertos sectores que finalmente por una bicoca se hicieron dueños de esas empresas y hoy drenan sumas de capital considerable que exportan en forma neta a sus casas matrices en los países de origen y como consecuencia empobrecen a la economía nacional de manera dramática.

Esa fue la historia de Cemento Bayano que en 1994 el gobierno de Guillermo Endara Galimany y el Ministro de Economía, Guillermo Billy Ford, enemigos jurados de las empresas estatales y del torrijismo, procedieron a rematar y casi regalar la empresa estratégica de Cemento del Estado panameño.

Hoy día esa empresa que gana millones de utilidad, junto a la otra empresa privada cementera, mantienen un oligopolio que disparó y multiplicó por tres, desde entonces, el precio del cemento a diez balboas la bolsa de cien libras y ha encarecido las obras de construcción nacional y sobre todo ha afectado el presupuesto familiar que se dedica al mejoramiento de las viviendas y obras de infraestructura necesarias a los panameños. Esa empresa que pertenece a la transnacional CEMEX, hoy día tiene planes de expansión en Panamá que ponen en peligro y contaminarían las fuentes de agua del lago Alajuela y las poblaciones circundantes defienden nuestras fuentes acuíferas que garantizan el agua potable de más de un millón de panameños y ahora precisamente que pretenden privatizar el servicio público del agua a través del IDAAN.

Lo que pasó con las otras empresas del Estado, es motivo de otro artículo, ya que su ejecución perversa estuvo a cargo de un gobierno que argumentaba en su discurso ser torrijista, y desentrañaremos su análisis próximamente.

¡Así de sencilla es la cosa!

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