Por Ramiro Guerra M.
Abogado, escritor y cientista político.
Soy un lector y observador de los procesos de cambios que se vienen dando en lo que se dado en llamar el imperio de una gobernanza tecnológica, que se expresa por el control y dominio que ejercen grandes pulpos de la tecnología de las redes, cuyo objetivo, es anular toda posibilidad de conciencia crítica. Relegar el concepto de ciudadanía a la nada y prácticamente proscribir, sin que el ciudadano se de cuenta, la añorada libertad ganada con sangre desde las luchas históricas humanas.
Resulta espeluznante, lo del chip en el cerebro humano, para manipularlo desde centros de poder infernal de multinacionales que controlan toda esta parafernalia de las redes.
No se trata solamente de control y manipulación de conciencias; sino de convertir al hombre en una especie de influencer
de esta estrategia hacia una gobernanza única planetaria
En estos escenarios de estados poderosos corporativizado, hoy esos centros persiguen convertir a nuestros países, en meros suplidores de recursos minerales y naturales, para darle continuidad a esa agenda globalizadora, pivoteada por la cima de un capitalismo de tecnología vigilante desde esos centros de poder.
Unos de sus pulpos, teoriza, que el estado o los estados, tienen que guardar distancia a todo lo que implique agenda social. Que el individuo, entre en la lógica de la selva, de salvase quien pueda.
Los estados, simplemente reducido, a ser correa de trasmisión de los intereses de ese capitalismo vigilante y de control del planeta y los individuos.
En lo político, este capitalismo, alienta y financia proyectos de derecha, fascistoides; podadores de la dignidad humana.
Lo terrible de lo anterior, se cuelan por todos los poros de la sociedad, vendiéndose como proyectos democráticos. No es así; son como el caballo de Troya, en tanto que procuran remontarnos a la barbarie.
Países, como Bolivia, Venezuela y Brasil, están en la mira de esos pulpos y centros de poder. No pueden continuar su objetivo de control planetario y relativización del individuo y la conciencia crítica, sino a cambio de apropiarse de las riquezas de esas naciones y la reducción del concepto de ciudadanía en cada una de ellas para lograr sus sombríos propósitos.
Cierto que la democracia es un eje fundamental para la convivencia humana y la paz; eso es una cosa y otra que nos agarren de tontos útiles, usando el eje o tema de la democracia, para dar curso a su estrategia de dominación y control del planeta y la vida humana.
Dios bendiga la patria.
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