Por: Gonzalo Delgado Quintero
Black Rock es el poder invisible, bueno, ahora ya menos oculto, pero, al fin y al cabo, es esa gigantesca fuerza económica junto con los promotores de la neorreacción, quienes están detrás, manejando los poderes formales de los países más poderosos del planeta y, por tanto, de casi todo el resto del mundo, en función del criterio multipolar del modelo neoliberal que promueve occidente, mutado ahora, bajo su forma de imperialismo capitalista global.
Son los que mandan realmente. Imponen gobiernos, guerras, tratan de controlar toda la comida, la industria armamentista, los bienes y los servicios a nivel mundial; pero, sobre todo, caminan hacia los Estados corporativos o su corporatización total, bajo la no tan conocida ideología de la “Ilustración Oscura”, asumida principalmente por los autoproclamados libertarios a partir de una proclama escrita por Peter Thiel cuyo nombre: “La educación de un libertario”, es hoy la inspiración raizal de quienes promueven el capitalismo salvaje.
La intención de fondo es acabar con el liberalismo y ni hablar de socialismo, con sus obvias e históricas diferencias; no obstante, hoy, tal y como son aplicados ambos en función de gobiernos, le resulta a esos neorreaccionarios ultraderechistas, un obstáculo contra sus objetivos estratégicos en donde ni siquiera cabe el criterio de democracia capitalista.
En este tipo de oligopolio global, creen estos grupos neofascistas; no siendo así, porque en realidad, más que símbolo de éxito empresarial, la Black Rock, junto con Vanguard Group y State Street, vienen a ser una peligrosa oligarquía económica planetaria. Estos “Tres Grandes" son parte de un exclusivo grupo en el que también participan otras empresas
como Fidelity Investments, Morgan Stanley o Goldman Sachs.
Para una mayor referencia, sobre el tema panameño con respecto a la inversionista Black Rock, debemos partir en este asunto específico, en que hubo, sin que muchos en Panamá se enteraran, un acuerdo comercial entre Global Infrastructure Partners y Terminal Investment con el fin de conseguir la firma china CK Hutchison, con sede en Hong Kong.
Ese negocio incluyó 23 puertos de CK Hutchison incluidos los de Balboa y Cristóbal, ubicados en los extremos del Canal de Panamá.
Este acuerdo se finiquitó nada más y nada menos que por la friolera de 22 mil millones de dólares y todo después de que se produjo una llamada de Larry Fink, principal directivo de Black Rock, al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien amenazara al gobierno panameño con recuperar el canal, sustentando con una profusa campaña de mentiras, en la que todavía insisten en decir que la vía acuática la controla China.
Estos grupos de la “Ilustración Oscura”, cual voraz serpiente sobrealimentada, ya no caben y, por tanto, están mudando la piel que los aprisiona. La democracia ya no es una respuesta para ellos, porque los mecanismos de este sistema de Estado (democrático) son contrarios a su concepción totalitaria de libertad de mercado.
Para estos grupos, incluso el Estado es una carga. Según piensan, ya no solo se trata de imponer procesos de transformación y reestructuración de activos estatales, o municipales, convirtiéndolas en corporaciones a través de aplicar prácticas de gestión empresarial en una organización o privatizar una entidad estatal. De lo que se trata ahora, es de imponer su criterio de Estado Corporativo y caminar después, hacia la corporatización global de la estructura social planetaria, sin Estados.
Y nos preguntamos, hacia dónde nos lleva este poder invisible. Ya es notaria esa circunstancia que nos hace sentir que estamos en un umbral, en medio de algo importante que se está yendo y otra desconocida que impone su llegada.
Todavía para nosotros lo ideal sería que los gobiernos propendan retener la propiedad mayoritaria de las acciones a través de una práctica corporativa estatal, cuyo propósito sea mejorar la eficiencia administrativa. Ganaríamos como país, porque entran en esos procesos la comercialización de operaciones; igualmente, la aplicación de técnicas de gestión empresarial a las funciones públicas y otras acciones positivas. Lastimosamente, en nuestro caso como país, desde los 80 y 90 del siglo pasado, fue el paso previo a la privatización parcial o total de muchas empresas estatales de alta rentabilidad, como se hizo de manera contraproducente, en nuestras latitudes, desde esas décadas atrás.
Al fin y al cabo, hoy, los propósitos corporativos, según rezan, están en la mayor eficiencia, pero también está en la generación de la mayor riqueza posible. Pero desde la perspectiva de la “Ilustración Oscura” en la cual se inspira la ultraderecha internacional, esa riqueza debe parar en las manos de ese poder invisible que hoy, se observa en esas empresas de inversiones como la Black Rock, ahora en el tema portuario y la Vanguard en el asunto minero, por lo que dichos temas en nuestro país, lejos de haber acabado, están en plena ebullición, lo que se resumiría, así vista, al simple saqueo de las riquezas de los panameños.
La “Ilustración Oscura” también promueve las ideas de un tal Curtis Yarvin, especialista en informática. Es un anti sistema, anti Estado. Se sirve de datos a medias de la historia para promover la antidemocracia, propone que los países pasen a ser propiedad de empresas con accionistas incluidos. El yarvinismo observa bien la imposición de un capitalismo autoritario, que, a diferencia del aplicado por China y por eso la pelea con este país asiático, el sistema que su idea plantea, iría dirigido a beneficiar a las personas que controlan estas grandes empresas de inversión. Como dijo el premio nobel, Joseph Stiglitz, estos grupos neoliberales crean muchas riquezas arriba, pero excesiva pobreza abajo.
En estos últimos tiempos, al menos desde el 2012, desde Estados Unidos y Europa, claro que antes con Ron Paul y sus partidarios, pero ese año fue un punto de inflexión, en la que otra figura no tan cimera hasta entonces como Gary Johnson quien, junto a otros, ya fortalecieron sus ideas, promoviendo sus campañas electorales bajo las ideas libertaristas.
Pero cual es la idea de los libertarios, además de acabar con el sistema democrático fundamental; también, es, en su delirante discurso neofascista, convertir el mundo en un campo de batallas, sin reglas para poder descuartizar países y robar sus recursos por las buenas o a las malas, haciendo los que le venga en gana respaldados por la fuerza, sin la necesidad de hacer consultas, rompiendo protocolos, desconociendo estructuras a nivel mundial como la ONU, OMS, OIT, OMC y otros tratados como el climático.
Uno de los mayores seguidores de las ideas de C. Yarvin es el vicepresidente de Estados Unidos, James David o como se le conoce JD Vance, quien también mantiene obviamente una relación estrecha con Elon Musk, él es de quienes aceptan la idea de la no consulta a estas arcaicas estructuras. Para los efectos, la tecnología y ahora, la Inteligencia Artificial
son suficientes para dar respuestas directas, rápidas, aceptadas y convenientes a sus requerimientos. Al proceder y aplicarse este criterio como forma de este tipo de gobierno antes mencionado a partir de figuras muy poderosas, es en absoluto, preocupante.
Panamá es un país pequeño, mantiene riquezas que han sido entregas para el manejo corporativo; pero en ello, se ha fallado al momento de establecer los compromisos debido a que al país se le han impuesto contratos leoninos en los que por supuesto, sale perdiendo. Ya con la CK Hutchison perdíamos y la pregunta ahora es ¿cómo vamos a quedar con la ¿empresa más poderosa del mundo: la Black Rock? Definitivamente que tenemos una gran piedra negra en el camino. Manos al jackhammer (yakama) o como sea que se diga martillo hidráulico; solo nos falta el operario. O sea, un buen yakamero.
El autor es periodista, analista y escritor.
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