Hoy5 de mayo de 2025, a un año de la elección general que llevó a José Raúl Mulino, promovido por Ricardo Martinelli, el Tribunal Electoral y la Corte Suprema, al Gobierno y a solo diez meses de ejercer el cargo, el país se encuentra absolutamente sometido a un alto grado de tensión, irritación y conflicto por el método como se ha ejercido el poder y por un desgaste profundo de toda la institucionalidad, víctima de una corrupción que no ha encontrado aún, quien la someta antes de que acabe con la nación.
El método de la imposición y de la fuerza que arrolla al respeto ciudadano, no solo es contrario a los métodos democráticos más elementales, es que también genera la reacción natural de todos los que se convierten en víctimas del atropello, la arbitrariedad y la altivez.
La grosería, la soberbia, la descalificación a los sectores sociales y la represión han llevado al gobierno a un grado de ilegitimidad que junto con la imposición de la Ley 462 de la CSS, la entrega de la soberanía a través de un memorándum de entendimiento con USA y la persistencia de no acatar la decisión de la Corte Suprema respeto a la inconstitucionalidad del contrato minero con First Quantum, han orillado a Panamá a una crisis que no se veía desde la hace más de 35 años.
Hoy los sectores sociales se fortalecen y agrupan a más panameños que resienten el que seamos tratados como si el país fuera una finca y con métodos tiránicos que no acepta ni los merece la población.
Esta semana será decisiva y entre la represión, es decir la solución policiaca y de fuerza tenga más presencia, el gobierno terminará perdiendo el mínimo combustible de sustento del que dispone.
Ojalá lo poco de sensatez que pudiera tener el gobierno, haga su aparición y desactive la bomba altamente explosiva que deliberadamente ha creado y que amenaza con no llegar a cumplir el primer año de existencia y libere al pueblo de cargar esta pesada cruz de arbitrariedad y opresión que llevamos a cuesta.